El abatimiento por la desaparición de Diana Quer aumenta en la villa por la falta de pistas de su paradero

La falta de novedades en relación al paradero de Diana Quer, desaparecida en A Pobra desde el pasado 22 de agosto, provoca que el abatimiento se apodere de los vecinos de esta localidad y de sus alrededores. Sigue siendo el principal tema de conversación en las tertulias y ni tan siquiera las elecciones autonómicas lo desbancan. Lejos de olvidarse, la gente tiene muy presente el recuerdo del suceso, que se avivó con la desaparición de otra vecina de 25 años, que al final se comprobó que fue voluntaria. Pese a las informaciones que se difunden sobre avances en la investigación, con el ímprobo trabajo de los efectivos de la Guardia Civil implicados, no se ha obtenido pista alguna que permita acercarles a su localización.
Entre quienes comparten urbanización con la familia de Diana Quer en verano mantienen la llama encendida sobre la posibilidad de que se trate de una desaparición voluntaria y que la joven esté viva. Sin embargo, el paso de los días sin que se sepa nada de ella provoca que empiece a cundir el pesimismo y que, independientemente de si se subió a un coche de manera voluntaria o forzada, pueda estar fallecida. Algunas de estas últimas insistían en señalar que “un desgraciado foi o que a fixo desaparecer”. Además, hacen referencia a los tres individuos portugueses o brasileños que estuvieron acosando a una menor de edad en la zona de la alameda y a la que le llegaron a decir expresiones como la que la propia Diana Quer le escribió a un amigo de Madrid en un mensaje de whatsapp: “morena, ven aquí”. Según apuntaron algunas fuentes, la Guardia Civil trata de identificar y localizar a esos hombres, aunque por ahora no se sabe nada de ellos, ni se les volvió a ver por la zona.
Por su parte, varias jóvenes consultadas indicaron que desde que se registró la desaparición de Diana Quer sus padres ya no les dejan salir hasta tarde y que, tal y como ya se publicó, se organizan para llevarlas al pueblo y para ir a recogerlas. El hecho de que pueda haber individuos que las acosen, tal y como ya denunciaron varias que les sucedió durante las fiestas del Carme dos Pincheiros, cuando desapareció la adolescente madrileña, les hace estar en alerta permanente, sobre todo en horario nocturno.