Un carretillero tocando el cielo

Un carretillero tocando el cielo
Diario de Arousa-2015-09-02-019-8ac94334

A sus 36 años, el riveirense Javier Pérez Torrado, está a punto de tocar el cielo en una peculiar competición, pues participará en el Campeonato del Mundo de Carretilleros, que se disputará del 17 al 19 de este mes en Alemania y en el que aspira a lograr el máximo título. Este joven llegará a la cita en el país germano después de que a finales de mayo pasado quedó subcampeón gallego y un mes después obtuvo el mismo puesto en el torneo nacional -por equipos Galicia quedó tercera-, después de ir primero durante buena parte de la competición. Se trata de una modalidad que hace bastante tiempo puso en marcha la marca de carretillas Linde, y que a España llegó en 2013. Ese mismo año, acudió a la competición doméstica con otro compañero de Frinsa, una cifra que se elevó paulatinamente hasta los 8 actuales. Javier Pérez acude a la cita mundial en representación de la conservera, que le da todas las facilidades para practicar, coger los días que precisa y que paga el viaje de su acompañante, pues los suyos van por cuenta de la organización.   
Javier Pérez recuerda que su primer año quedó primero en el campeonato gallego y el combinado autonómico del que formó parte junto a otras dos personas quedó en cuarta posición en el nacional. En 2014 tuvo un mal día en la primera de las eliminatorias y su evolución se truncó. Por ese motivo, este año lo afronta con muchas ganas, máxime después de los dos subcampeonatos obtenidos. Este carretillero riveirense señala que antes acudían a la cita mundial el equipo de la comunidad, mientras que ahora lo hacen los tres participantes que hicieron los mejores tiempos, uno de los cuales ya quedó campeón del mundo. Es consciente de que no se trata de un deporte de élite, pero le hace mucha ilusión participar en esta cita y si logra el cetro mundial será una gran satisfacción.
Sobre las peculiares pruebas que tienen que superar en estos campeonatos, señala que son muy diversas y requieren tener unos nervios de acero para no desesperarse si te cae lo que están levantando o transportando.  Señaló que la que tuvo que superar en la que se decidió el campeón de España, eran cuatro finalistas -al principio competían 60- que tenían que recorrer todos a la vez sus respectivas pistas con sus carretillas, cargando y apilando una a una 8 cajas de plástico en un palé -recuerda que les cayeron a todos, pues se mueven mucho- y con la que va arriba de todo, que lleva un pincho, tenían que explotar un globo.
Otra de las pruebas que tiene que realizar consiste en coger en la punta de la orquilla una maqueta de carretilla con unas uñas de tres centímetros en las que debe enganchar cuatro tuercas y colocarlas unas encima de otras. Otra pasa por levantar una bandeja con botellas de plástico haciendo un recorrido, sin que le caigan, para luego colocarlas en una plataforma situada a cuatro metros de altura, algo similar a lo que sucede con una pelota de baloncesto que debe acabar metiéndola por un aro.

Un carretillero tocando el cielo

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