RIVEIRA - La Fiscalía rebaja la petición de pena para Víctor do Cochón de 20 a 18 años

RIVEIRA - La Fiscalía rebaja la petición de pena para Víctor do Cochón de 20 a 18 años
Víctor Pérez Casais, está acusado de varios robos, alguno de ellos en grado de tentativa, y otro delito de tenencia ilícita de armas

En la Audiencia de A Coruña quedó ayer visto para sentencia el juicio oral contra el riveirense Víctor Manuel Pérez Casais, Víctor do Cochón, acusado de varios robos, alguno de ellos en grado de tentativa, y otro delito de tenencia ilícita de armas entre septiembre y noviembre de 2014. El fiscal rebajó su petición inicial de condena, que pasó de 20 a 18 años de cárcel al suprimir uno de los delitos de tentativa de robo que se le atribuyó. No fue otro que el perpetrado contra una clienta del restaurante Jenaro en el que, según el Ministerio Público, entró a robar y en el que, tras realizar un disparo intimidatorio al techo, encañonó al dueño, que le entregó la recaudación del día, que ascendía a 385 euros. Además, respecto a lo sucedido con la sustracción de una tablet que su propietaria había depositado en un banco del Malecón registrada el 29 de octubre de 2014, el fiscal añadió la acusación de hurto la alternativa de apropiación indebida, teniendo en cuenta los testimonios de que se la pudo encontrar en un banco y se la llevó, pero mantiene la misma petición de 12 meses de cárcel para ese delito concreto.

Esta segunda jornada del juicio contra Víctor do Cochón tenía que haberse celebrado el pasado 20 de marzo, pero no se pudo ser así debido a la incomparecencia del procesado, después de que si se hubiera presentado en la primera jornada de dicha vista oral, que tuvo lugar el 3 de marzo, algo que en la sede judicial compostelana no tenían constancia de que fuese algo que hubiera ocurrido con anterioridad. Esta continuación de la vista oral comenzó mediante videoconferencia con el testimonio del inspector de policía que elaboró el informe de balística de la pistola que se le intervino al acusado. Confirmó la manipulación o alteración de dicha arma siendo prohibida por ser una modificación -se le sacó la obturación, por lo que puede disparar balas- de la marca BBM, modelo G.A.P. calibre 9 milímetros PAK, con su correspondiente cargador y apta para el disparo, siendo un arma prohibida por ser una alteración.

En cuanto a si podría causar lesiones a una persona con un cartucho detonador respondió afirmativamente, añadiendo que incluso le podría provocar la muerte, dependiendo de la distancia a la que se dispare. Añadió que también analizó un proyectil de plástico, del que aseguró que estaba bastante deformado -perdió su forma original-, por lo que no tiene valor identificativo suficiente para saber si pudo ser disparado con ese arma, algo que si se hubiera conseguido de tener la vaina. También respondió que si no llega a ser modificada no habría causado daño alguno, ni tan siquiera en el techo, al no salir ningún proyectil. Precisó que aunque a simple vista se puede confundir externamente esa arma detonadora con una modificada, pues se trata de una réplica exacta de una pistola real, por lo que puede confundirse. En cambio, añadió que si se analiza su interior ya se puede diferenciar.

Luego, llegaron las conclusiones del fiscal, que ya fueron avanzadas anteriormente, y las del abogado de la acusación en representación del supermercado Eroski, que se adhirió a lo expuesto por el representante del Ministerio Público, con el añadido de que los agentes de las fuerzas de seguridad lo identificaron también por la vestimenta, su andar y complexión, y que el arma de dicho atraco y la de Jenaro era la misma. El fiscal indicó que mantiene las acusaciones por el robo en el restaurante Jenaro, ya que el acusado reconoció en su declaración el disparo y que incluso llegó a manifestar que menos mal que no le hizo nada a nadie.  Y agregó que desde ese hecho hasta su detención pasaron varios días en los que estuvo en posesión del referido arma,
que entregó a la Policía Nacional. Respecto al robo en la panadería Isabel, el fiscal apuntó que lo identificó la dueña del negocio y todos los testigos relacionados, por lo que estaba "rotundamente identificado". Y respecto al "controvertido tema" del supermercado Eroski en A Pobra, manifestó que la cajera a la que encañonó el atracador no lo identificó al llevar la cara tapada, y que sólo hay imágenes de las características físicas, por como coge el arma y el dinero debido a una deformidad en su mano izquierda -Víctor do Cochón negó que tuviera alguna minusvalía física- y su comparativa con las del restaurante Jenaro, tal y como testificaron los agentes policiales.

El abogado defensor -pertenece al turno de oficio- no lo tuvo nada fácil ante las acusaciones que se dirigieron hacia su cliente. Insistió en que se trata de un politoxicómano desde los 14 años y que la razón de la que entrase en el restaurante Jenaro era la de conseguir dinero para lograr los tranquilizantes, y se remitió a un auto dictado por el Juzgado de Instrucción Número 3 de Riveira en el que señala que fue un hecho puntual en un momento de desesperación, algo que entiende que es un eximente. y precisó que no le quitó el dinero a la clienta, Este letrado dijo que en los días posteriores estuvo metido en su casa hasta que fue detenido. Sobre la pistola indicó que su cliente siempre pensó que se trataba de un arma irreal y que se le disparó al ponerse nervioso, y que el informe de balística no llega a aclarar si el proyectil fue disparado.

El abogado de Víctor do Cochón, que pidió la libre absolución de su cliente, dijo que el hecho de que la imagen del acusado saliera en la prensa hizo que se generase una alarma social hacia el acusado, que pasó de ser un toxicómano a un atracador  confeso. Sobre la acusación del atraco en el Eroski pobrense indicó que hubo testigos que manifestaron que estuvieron con su cliente en el momento que se registró ese robo con intimidación, y que el informe policial se basa en imágenes borrosas, y precisó que en ninguna de las imágenes se puede apreciar que el atracador haga un gesto concreto con  la mano izquierda. Y concluyó que esa acusación se basa en indicios  sin consistencia. Respecto al hurto o apropiación indebida de la tablet, el letrado de la defensa indicó que no quedó acreditado que ese aparato valga más de 400 euros, y que la dueña de la misma llegó a declarar en cinco ocasiones "incurriendo en algunas contradicciones", pues señaló que en algún momento llegó a manifestar que incluso llegó a mirar por una zona por si se la había dejado olvidada.

Y sobre la tentativa de robo en la panadería Isabel, dicho letrado indicó que ya cumplió dos años de prisión preventiva, y que a su juicio es lo máximo que podría cumplir de probarse que Víctor do Cochón fuese el autor. Sin embargo, indicó que no coincide la vestimenta que dijeron varios testigos que llevaba, pus mientras algunos difieren en el color de los  pantalones vaqueros, otros dicen que la sudadera que vestía era roja y otros la identificaron como negra. Añadió que la dueña de la panadería indicó que le vio parcialmente la cara, que llevaba tapada con una camiseta beige. Y también se refirió al hecho de que hubo algunos testigos que llegaron a decir instantes después de la tentativa de atraco que no era Víctor do Cochón el ladrón sino otro individuo al que conocían como Modesto, que curiosamente llegó a vivir  en aquella época con el acusado. El abogado defensor dijo que no podía entender que la acusación le aplicase dos agravantes y ningún atenuante, ni tan siquiera el de toxicomanía, pues la propietaria de la panadería llegó a decir que el atracador estaba bajo el síndrome de abstinencia.

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