A POBRA-La vecina del Camiño Ancho a la que una amiga roció con gasolina dice que se despierta al ver fuego en sus sueños

A POBRA-La vecina del Camiño Ancho a la que una amiga roció con gasolina dice que se despierta al ver fuego en sus sueños
Diario de Arousa-2015-03-25-018-4da097c0

Desde que a primera hora del sábado fue rociada con gasolina por una persona a la que consideraba su amiga y acudía a cuidarla cada día, resulta complicado encontrar sola en su casa de Pedreira-Camiño Ancho a Carmen Paz Ouviña. Esta sexagenaria, que vendió el cupón de la ONCE durante 15 años -dio un premio de 5 millones de pesetas- hasta que en el 2001 le dieron la invalidez, afirma que jamás pensó que le pasaría algo así y que esa persona la amenazase con quemarla viva. Añade que desde entonces se despierta sobresaltada “ao ver lume nos soños”.
De lo sucedido recuerda que eran las 7.40 horas y estaba despierta en cama, cuando escuchó que alguien abría la puerta. En un principio creyó que era su sobrina Begoña, que acude los sábados a echarle una mano, pero era pronto. De inmediato, apareció una persona con la cabeza cubierta con pasamontañas y sombrero y guantes de goma en las manos. “Empecei a berrar pedindo auxilio, e ela botouse a min e tapábame a boca. Ensinoume unha nota que poñía que non me faría nada e que lle dera todo o que tiña. Creía que era un home, pero logo quixo dicir algo e lle preguntei se era María Dolores”, recordó la víctima.
Carmiña relató que luego la tiró de la cama al suelo y la roció en el estómago con gasolina de una botella de plástico, mientras sujetaba un mechero en la mano. Fue entonces cuando llegó su vecino Antonio casi sin vestir -llevaba sólo un pantalón- y agarró a esa persona, creyendo también que era un hombre y le sacó el pasamontañas, pudiendo reconocer a la mujer, pero en el forcejeo se le escapó, aunque con la identificación que le dio a la Guardia Civil pudo ser detenida.
La víctima dijo que no quiere volver a esa mujer, ni dejará que vuelva a entrar en su casa, a la que sospecha que accedió tras hacer una copia de su llave. Un sobrino pasó la primera noche con ella y las posteriores fueron el vecino que la auxilió y su mujer los que no la dejaron sola, salvo cuando la visitan amigas. Carmiña recuerda que le faltó dinero de la pensión y que sospechó de ella, pero no se atrevió a decirle que no volviera, pues se cree que podría tenerla amedrentada.

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