A POBRA - El padre del bebé al que mordió un perro recurre al Defensor del Pueblo

El pobrense Manuel José Peiteado, padre del bebé que en agosto pasado, cuando el pequeño tenía 13 meses, fue mordido por un perro en su muslo izquierdo, no está dispuesto a arrojar la toalla en su pretensión de que ese can lleve bozal en la vía pública, pese a que desde la Administración local se niegan a reconocer la agresividad del animal, pues sostiene que la legislación vigente es muy clara al respecto y le da la razón. Después de comunicar lo sucedido a la Policía Local y de denunciarlo oficialmente en el cuartel de la Guardia Civil y de denunciar al jefe de la Policía Local de A Pobra por no hacer cumplir la ley, su siguiente paso fue recurrir al Defensor del Pueblo.
Con esta última institución, a la que hasta la fecha ya le remitió hasta tres correos electrónico, no parecía tenerlo muy fácil. En su primera intentona para solicitar su ayuda y adopte las medidas que estén a su disposición, el comisionado estatal no observaba una actuación del Concello de A Pobra que implicase “infracción alguna del ordenamiento jurídico o una actuación incorrecta que impida o menoscabe el ejercicio de un derecho o legitime la intervención del Defensor del Pueblo”. Pero, hizo referencia al escaso tiempo transcurrido entre la presentación de su solicitud al Concello y su queja ante dicha institución, que impide a la Administración local resolver su escrito, por lo que creía que su intervención era excesivamente anticipada e incluso precipitada.

NUEVAS AGRESIONES
El escrito de Peiteado ante el comisionado relata los hechos acaecidos el 13 de agosto e incluso le advierte de que ese perro, de raza bichón maltés, ya protagonizó alguna agresión a mayores que la de su hijo, “pues es conocido en la localidad por sus continuos ladridos y haber mordido a personas y a otros canes”, señala el progenitor. Transcurridos dos semanas sin obtener respuesta, Manuel José Peiteado escribió de nuevo al Defensor del Pueblo y advierte de la “dejadez” de la Policía Local y del Concello, sin que la dueña del perro adopte las pertinentes medidas de seguridad. Y le manifiesta que cuanto más tarde se actúe más posibilidades hay de que el can vuelva a atacar a otro niño e incluso le cause heridas más graves que laque sufrió su hijo.
Además, les da traslado de conversaciones que mantuvo tanto con el jefe policial con agentes municipales sobre el asunto, de las que se deduce que no tienen intención de atender a sus demandas, pese a que sostiene que la legislación vigente le da la razón y que incluso hay un bando municipal de 2012 en el que se obliga a todos los animales a llevar correa y bozal. También le comunicó que el susodicho perro volvió a echarse a otra menor, aunque esa vez sin consecuencias graves, por lo que su madre no denunció. Y añade que tampoco se ordenó que el can fuera visto por un veterinario que determine si es agresivo, dejándose esto último a criterio del jefe de la Policía Local, que elaboró un informe al respecto.
La respuesta del Defensor del Pueblo ha dado algo más de esperanzas a Manuel José Peiteado. De hecho, el comisionado nacional señala que una vez que analizó este segundo escrito, consideró procedente solicitar información al Concello para realizar un estudio más profundo sobre la cuestión suscitada, “sin que signifique la adopción por esta institución de un criterio sobre el problema planteado, y antes de proceder a la posible admisión del escrito como queja”. n