El Arosa muestra dos caras diferentes y cae en Pasarón

El Arosa muestra dos caras diferentes y cae en Pasarón
Diario de Arousa-2014-11-24-019-def82385

 

Al Arosa se le escapó ayer una oportunidad inmejorable de asaltar Pasarón. El equipo de Piscis, superior en la primera parte, cuando se adelantó por mediación de Javi Pazos y acarició el 0-2, se difuminó tras el descanso y fue arrinconado en su campo por el empuje granate. Un error clamoroso a la salida de un córner le costó el empate y poco después una contra bien ejecutada completó la remontada del Pontevedra (2-1). Una derrota severa porque, como siempre, hasta el final los visitantes lo intentaron y tuvieron opciones. Esta vez no hubo gol in extremis. Aunque sí méritos. Pero en el marcador final pesaron más esos pobres primeros 25 minutos de la reanudación.
De inicio hubo cambios en el once. Juan Rodríguez fue el sacrificado. Rivas pasó al eje de la zaga y Yago Pérez entró en mediocampo. La idea era clara. El Arosa ganaba enteros en la iniciación de juego. Piscis repitió el 4-4-2 en rombo en el medio. El partido empezó mal para el Arosa.  La puesta en escena del Pontevedra fue intimidatoria por su buen juego. Los locales, con mucha confianza, combinaban con claridad de ideas. El Arosa no podía salir de su campo, apenas le duraba el balón y no acababa se asentarse. El dominio granate se tradujo en varias llegadas bien solventadas por Jorge Pérez y en un gol anulado por fuera de juego a Jorge Rodríguez.
El Arosa varió el guión gracias a su primera llegada, fue a los 12 minutos, en  una ocasión clarísima de Quique Cubas a balón parado. Remató solo en el punto de penalti tras falta lateral y salvó con el pie el meta Edu, el héroe local en el primer tiempo. Este susto fue mano de santo. Le dio confianza a los arlequinados. Se esfumó el miedo escénico. El Pontevedra perdió el control del juego, que pasó a ser netamente lo planeado por Piscis. El Arosa enlazaba bien con Camiño y armaba transiciones peligrosas. Cubas volvió a avisar, con un centro atrás que se paseó por todo el área. La tercera ocasión en apenas cinco minutos de despegue visitante fue el gol. Camiño habilitó con un gran pase interior a Javi Pazos, que en el mano a mano ante Edu no perdonó. El de Marín ajusticiaba a su exequipo y no lo celebró. En la grada de preferencia la afición vilagarciana en cambio disfrutaba del momento. Tras el 0-1 el Pontevedra se aceleró, pero sin precisión ni criterio.
El Arosa campaba a sus anchas en Pasarón. Defendía con comodidad el carrusel previsibles de centros del rival, ganaba los segundos balones y montaba transiciones de libro con espacios. Primero Pazos y luego Cubas al filo del descanso con un remate solo en el punto de penalti perdonaron el 0-2 con el Pontevedra grogui.
En la segunda parte cambió el panorama por completo. Luisito movió el banquillo, se fue obligado por lesión Campillo y entró Pablo, mientras que Centrón entró por un apagado Jacobo. Si bien la variación sustancial local fue la de adelantar y juntar líneas de presión. El Arosa se vio desbordado, era incapaz de salir de su campo y se quitaba el balón de encima. Además los medios jugaban pegados a los defensas al borde del área. El partido pasó a ser unidireccional. El Pontevedra atacó el flanco izquierdo de la zaga visitante. Carnero, Tubo y Mouriño se asociaban en banda derecha.
Por simple inercia pasó lo que tenía que pasar. Centros al área, faltas laterales, córners...y llegó el empate. En un saque de esquina con error en cadena de los visitantes. En el primer palo Nando se aparta, el balón pasa y desconcierta a todos los arlequinados, Capi a placer marca con el pie y castiga la pasividad arosista. El Pontevedra siguió a lo suyo. El Arosa, sin reacción. Ni en el campo ni en el banquillo. En apenas 8 minutos se escapó todo el gran trabajo de la primera parte. En una contra bien llevada por Miguel Centrón con centro medido llegó el 2-1, obra de Jorge Rodríguez llegando en carrera en el segundo palo. Con el 2-1, Piscis movió el banquillo. Entró Eloy tras varios amagos de cambio. El Arosa se estiró y mejoró con la entrada de Juan Rodríguez. De nuevo el equipo de Piscis se reencontró a sí mismo. Quizá por la propia necesidad del resultado, pero empezó a atacar de nuevo a su rival y le hizo sufrir. Esa fue una de las claves del duelo. Cuando el Arosa fue valiente sacó réditos en forma de llegadas, pese a recibir un gol en contraataque.
En los últimos minutos el Arosa rondó una y otra vez el área. Le faltó acertar en el último pase, también puntería. Achuchó y mereció más. Esta vez no pudo rescatar un punto, si bien ayer se fue de Pasarón con la sensación de haber perdido tres.

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