Aquel día inolvidable en Mieres

Aquel día inolvidable en Mieres
El Boiro logró el ascenso a Segunda B hace cinco meses en Mieres, donde regresa el domingo



El Boiro visita el domingo por la mañana (12 horas) al Caudal en el Hermanos Antuña, un escenario donde mañana hará cinco meses que el equipo arousano consiguió su histórico ascenso a Segunda B. Un día inolvidable para futbolistas, técnicos, directiva y afición. Todos fueron uno en Mieres, resistiendo el empuje de un Caudal arrollador que se disponía a remontar el 2-0 de la ida. Al final solo pudo marcar un único tanto, dilatando unas semanas su salto de categoría. Aquella tarde en Mieres estaba reservada para el Boiro.
Jose Luis Lemos, el entrenador del ascenso, recuerda prácticamente todos los detalles de lo sucedido en Asturias ese último fin de semana de mayo. “La noche anterior se jugó la final de la Champions entre el Atlético y el Madrid, la vimos juntos en el hotel, con la típica división y cierto acaloramiento”. Madridista confeso, el técnico reconoce que no sufrió con los penaltis que supusieron la undécima “porque tenía la cabeza en otro sitio”. Tras la final, los miembros del cuerpo técnico dieron un paseo por Oviedo, excepto el preparador físico, que nervioso optó por quedarse en el hotel. “Queríamos relajarnos, pero las conversaciones solo giraban en torno al partido”.
En la mañana del ascenso, al hotel empezaron a llegar noticias de lo que se avecinaba, una avalancha de aficionados llegados desde Boiro. “Se hablaba de varios autobús y de mucha gente ya creando ambiente en Mieres”, recuerda Lemos. Tras el almuerzo hubo charla. “Les dije que para muchos como futbolistas era la oportunidad de sus vidas, que no podíamos dejarla escapar y que teníamos que ser un equipo”.
El cuerpo técnico tenía cronometrado el trayecto en autobús desde el hotel al campo. Doce minutos, la duración de un vídeo que prepararon con mensajes de ánimo de familiares de todos los deportistas. “Vas con los típicos nervios del partido y ver eso te anima”, explica el delantero Rubén Rivera, actual capitán del CD Boiro. “En un día de sol íbamos con las cortinas cerradas viendo esos mensajes emocionantes de padres, abuelos, novias, hijos...”, comenta Lemos.
Al llegar al campo, allí ya estaba la afición del Boiro para recibirlos. “Ese fue otro momento increíble, llegas y ves a la gente y a la familia, te emociona mucho más. Tuvieron que aumentar la zona del estadio para nuestra afición debido a la cantidad de gente que se desplazó”, recuerda Rivera. Lemos tiene esa imagen grabada, “con toda esa gente esperando, entre ellos mi padre y mi mujer”.
Fueron cerca de medio millar los seguidores arousanos que se dieron cita en el Hermanos Antuña para compartir emociones con su equipo. Tras la ilusión lógica del acontecimiento, llegó la preocupación ya en el calentamiento, cuando se lesionó Yahvé. “Tanto él como Pillado no estaban al 100%, les dije que entre los dos tenían que aguantar todo el partido, en la última acción del calentamiento se rompió Yahvé, recuerdo su cara, era un poema”.
Y entonces llegó el sufrimiento. El Caudal se mostró muy superior en la primera parte y logró marcar. “Ellos estaban muy motivados, volaban, y nosotros parecía que habíamos jugado el día anterior”, dice Rivera. Pintaba mal la cosa, por eso en el descanso “la clave fue no volvernos locos, les dije que no podíamos venirnos abajo mentalmente porque había dudas, ellos habían sido muy superiores pero solo habían marcado un gol”.
El Boiro se rehizo y salió dispuesto a luchar. “A partir del minuto 65 el juego se igualó, cayó una tromba de agua impresionante y la verdad es que nos benefició, el partido se volvió más físico”. El reloj empezó a jugar en contra del Caudal. “Los últimos cinco minutos se me hicieron interminables mientras nuestra afición ya cantaba que éramos de Segunda B”.
Al final del partido la tensión dio pasó a emociones desbordadas. Los aficionados saltaron al campo, algunos lloraban de alegría. “Me abracé a Rubén”, su ayudante, recuerda Lemos, “y a los diez pasos me caí de rodillas y ya empezó a llegar gente para abrazarme”. Rivera, que ascendió con el Fabril a Segunda B e incluso jugó play-off a Segunda A, explica que “esto fue diferente porque ves un pueblo con ilusión, desde la directiva hicieron todo lo posible para conseguirlo y la afición nos ayudó muchísimas veces cuando la necesitamos durante toda la liga”.
El presidente David Places es el gran “culpable” del éxito del Boiro. Hizo su apuesta arriesgada y le salió bien. “Recuerdo que ni hablaba en el campo, de hecho hasta que llegamos al autobús no fue capaz de decirme nada de lo emocionado que estaba”, comenta Lemos.
El ascenso en Asturias es un capítulo que no olvidarán nunca todos los protagonistas (aficionados incluidos). Por eso el domingo volver al Hermanos Antuña será especial. De la plantilla del Boiro, solo siguen Rodri, Herbert, Borja, Cano, Pillado, Romay y Rivera. El Caudal, en cambio, conserva el bloque que no pudo con los de Barraña en la eliminatoria de campeones, pero que arrasó en las otras dos.

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