Empate entre estilos opuestos en el derbi

Empate entre estilos opuestos en el derbi
Diario de Arousa-2014-09-15-020-75fab3a3

El primer derbi arousano en Tercera acabó como empezó, sin goles, pero después de 90 minutos muy intensos tanto Arosa como Boiro extraen importantes conclusiones de cara al futuro. El punto sumado tiene un valor añadido por las sensaciones experimentadas. En el caso visitante, derivadas de un primer tiempo con excelente nivel de juego. Solo faltó un poco de mordiente para hacer gol. Por su parte, el Arosa demostró que es muy difícil llevarlo a la lona, incluso noqueado en la primera parte por el auténtico baño de fútbol que le dio su rival, el conjunto de Piscis no se desorganizó, supo aguantar el chaparrón, y tras la entrada de Pablo en el descanso y el consiguiente cambio táctico, cogió el mando del partido en la segunda mitad. Eso sí, ayudado por el bajón físico que experimentó un Boiro que prácticamente sigue de pretemporada tras un verano anómalo en cuanto a la confección del plantel.
Lo de la primera mitad del Boiro fue un monólogo. Ya no solo el meta Lorenzo fue un espectador, sino que incluso los centrales Cardeñosa y Marcos jugaban a placer. Todo gracias a la apuesta de Gelucho, que decidió situar a Bendaña anclado delante de la zaga, con Padín y Pillado más adelantados, y con tres jugadores dinámicos arriba, Añón, Armental y Mario Tomé. Tres centrocampistas de ataque. Lo de jugar sin referencia (el falso nueve que modernizó Guardiola), dio al Boiro el mando absoluto del balón, anulando a su rival con la presión que hacían todos los atacantes bien coordinados en campo contrario. Si bien, la apuesta fue efectiva porque el Boiro puede permitirse llevarla a cabo. Dispone de futbolistas bien dotados técnicamente para someter al rival con la pelota y hacerlo recular cada vez más. El Arosa se limitó a eso, a defender con orden. No le quedó otra, incapaz de combinar con criterio y precisión en medio del ambicioso y efectivo entramado visitante.
Cuando el Arosa recuperaba el balón se le apagaba la luz. Bendaña, además, cortaba cualquier balón largo sobre Cubas, que peleaba en solitario con Camiño, Nando y Eloy perdidos e incómodos en tierra de nadie.
Quizá por renunciar al delantero en el once, al Boiro le faltó gol, más bien remate. Tuvo tres buenas opciones. Padín ejecutó una falta frontal en una situación ideal para el “mago de Catoira”, pero sorprendentemente lanzó mal, muy desviado. Añón remató demasiado cruzado tras ganarle la espalda a Nano. Y el lateral andaluz De Las Heras la tiró a la grada con la derecha desde la frontal. El control de partido del Boiro era absoluto, pero también su desgaste iba en aumento. Y todo ello no se traducía en el marcador. Con el paso de los minutos nada cambiaba. Ni siquiera tras el intento de Yago Pérez de hacer jugar al equipo local. A su público se le agotaba la paciencia llegada la media hora. Lo mismo ocurría en el banquillo visitante al comprobar que el muro local no ofrecía grietas. Poca profundidad y mordiente para tan excelsa propuesta futbolística. El Arosa salvó los muebles y con la llegada del descanso se acabó su pesadilla.
Piscis movió ficha. Entró Pablito por Yago Pérez. Los locales cambiaron el dibujo, pasando a jugar con dos puntas. Esta variación, unida al bajón físico que sufrió el Boiro, cambió por completo el guión del derbi. Los visitantes ya no manejaron balón ni efectuaron la presión que asfixió al Arosa en el primer acto. El propio Pablito, con su participación entre líneas, empezó a dar alas a los de Piscis. El Arosa pasó a llevar la iniciativa y a rondar el área de Lorenzo.
Quique Cubas tras un error de Bendaña tuvo la primera ocasión. Al Arosa, al igual que al Boiro, le faltó determinación y precisión en los últimos metros. A balón parado fue como llevó mayor sensación de peligro. Al Boiro, ya muy partido con las líneas separadas, le costaba llegar y mantener el ritmo que ponía su rival. Pero resistió atrás. Cuando Gelucho dio entrada a Tachi a falta de un cuarto de hora para fortalecer el centro del campo, el partido se volvió a nivelar. Los dos conjuntos empujaron con más corazón que fuerzas  e ideas.
Un disparo de Eloy que atrapó en dos tiempos Lorenzo, y un remate en área pequeña de Márquez a pase de Padín fueron las ocasiones con las que se cerró el derbi. En el global no hubo muchas. Y es que en labores defensivas, salvo puntuales errores, ambos equipos demostraron que cada vez son más fiables. n

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