El viento no puede con Greipel, pero se lleva a Nibali y a Quintana

El viento no puede con Greipel, pero se lleva a Nibali y a Quintana

 

El alemán Andrè Greipel (Lotto Soudal) impuso su fuerza bruta para ganar la segunda etapa, disputada entre Utrecht y Zelande, en la que el viento condujo al liderato al suizo Fabian Cancellara y al batacazo a favoritos como Vincenzo Nibali, Alejandro Valverde y Nairo Quintana, que perdieron 1:28 respecto a Contador y Froome, ilesos de los abanicos.

Se temía por el viento, la lluvia y las caídas camino de Zelande, y con razón, porque no faltó de nada. La acción de Eolo y el agua sacudieron los cimientos del Tour a las primeras de cambio. La etapa para Greipel, Cancellara salió de amarillo y se rompió la igualdad entre los favoritos.

Froome y Contador sacaron petróleo, y aun el británico le metió 4 segundos de propina al madrileño. Pero lo esencial fue que 1:28 después llegaron derrotados los Nibali, Quintana, Valverde, Pinot, y ‘Purito’.

Un palo que pudo ser aún mayor si el grupo de 25 hombres que manejaron la suerte de la etapa hubieran colaborado en mayor medida. Y es que delante se juntaron tres campeones mundiales de contrarreloj: Tony Martin, Cancellara y Michael Rogers; sprinters como Greipel y Mark Cavendish, y los intereses de la general para Froome, Contador y Teejay van Garderen.

No decepcionó la etapa. Salida de Utrecht a 30 grados y llegada a Zelande a 18 con un trayecto desde la mitad de recorrido marcado por el viento y la lluvia. La primera fuga se formó de salida. Se fueron los galos Quémeneur (Europcar) y Fonseca (Bretagne), el checo Barta (Bora-Argon) y el holandés Clement (IAM). Les resultó imposible cumplir su sueño porque en todo momento estuvieron controlados. Estaba escrito que se iba a liar en cuanto soplara el viento, y fue el Tinkoff el que llamó al zafarrancho de combate.

A 90 kms de meta un gesto con la cabeza de Contador a Tossato fue el comienzo de una maniobra que hizo saltar las alarmas en el Movistar, ya que Valverde quedó cortado. Quintana, atento, se colocaba delante con Castroviejo.

Un segundo abanico, respaldado por el Sky, volvió a sacudir al gran grupo, y ya se vieron consecuencias importantes. Todos los grandes se descolgaron, menos Contador y Froome.

Nibali, que pinchó, estuvo unos kilómetros intercalado entre el grupo de cabeza y el de Quintana, pero entendió que la unión debía lograr la fuerza necesaria para evitar una hecatombe. Astana y Movistar se juntaron en el empeño, pero no hubo forma de bajar del minuto, diferencia que aún fue mayor a medida que se acercaba la meta.

De ello se encargaron el Lotto y el Etixx. Greipel y Cavendish estaban llamados para la gloria. Fue finalmente el germano quien alzó los brazos en el Delta de Zelande, un paraíso donde se puede contemplar la mayor barrera antitempestad del mundo. La obra para la fuerza del mar, pero no a Greipel, que celebró su séptima etapa en el Tour.

El viento no puede con Greipel, pero se lleva a Nibali y a Quintana

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