Cambados - Los moradores de Fefiñáns también cambiaron la historia

Adolfo de la Peña pasó momentos de su infancia en el Pazo de Fefiñáns; todo un privilegio al alcance de muy pocos, pero aún así, al igual que el resto de mortales, en sus recuerdos lo que más destaca son las personas que lo moraban. Así, hace mención al “cariño y hospitalidad de mi tía Marisa”. Con todo, el ilustre inmueble ha quedado grabado a fuego en la mente de este médico y primo de una de las familias propietarias actuales, que hoy ha publicado la que seguramente sea la primera guía para recorrer y conocer la joya de la corona del patrimonio arquitectónico de Cambados. Nunca nació con tal pretensión, pero tras bucear por el archivo de otra de sus queridas parientes, la historiadora Joaquina Gil, “todo un privilegio”, y recopilar datos en bibliotecas, hemerotecas... “Poco a poco salió una recopilación y vi que se podía hacer un libro”, relata.
Explica el autor que es una guía “muy práctica, sencilla y fácil de leer, acompañada de fotos y muchas descripciones”. Ha sido editada por la casa Chiado y se podrá adquirir en centrales nacionales de venta de libros. En sus páginas repasa el interior, recorriendo la sala de papel pintado, la de la porcelana, la del café... Para pasar al jardín y después a la iglesia de San Benito e incluso al Muíño da Seca que antaño era de los propietarios del Pazo, sin olvidar su fachada. “Y es que se podría decir que sus piedras respiran historia por los cuatro costados”, cuenta este médico, especializado en gerontología. De hecho, cree que más allá de su aportación, los expertos en la materia deberían dedicarle una publicación exclusiva a este emblema cambadés cuya importancia trasciende de ser el principal recurso turístico de la localidad. Según de la Peña, “muy pocos saben que entre sus moradores ha habido personas muy importantes de España. Científicos, políticos, embajadores en Berlín, Rusia... Con diálogo directo con Napoleón, muchos que transformaron y modificaron el rumbo del país”, relata.
Cree también que el esfuerzo de la familia por “mantenerlo tan bien conservado” sería completo si las administraciones se implicasen más. “Tendrían que ver que es parte de la historia y la cultura, de la riqueza del país”, añade.

creencias erróneas
Su guía no solo propone un paseo por el pazo, también ha conseguido contrastar algunas creencias populares o datos erróneos. Entre ellos, el autor destaca que, si bien, en el templo de San Benito hay unos sepulcros atribuidos a Don Gonzalo Valladares y a su esposa, Doña María Ozores, “no están enterrados ahí, aunque ciertamente lo pone en las inscripciones. Sus cuerpos permanecen en la iglesia de la Merced en Bolivia, donde era gobernador, pero no sé a qué se debe este error”, explica. También descarta que el escudo de la sirena se corresponda con la época de Valladares el Joven, sino a Valladares el Viejo y el motivo: “Dice la leyenda que naufragó durante una tormenta y la encontró y después se casó con ella”. Pero con la magia de las leyendas no se mete, aunque insista en la necesidad de que se profundice en la importancia que este enclave ha tenido en la historia no solo de Galicia, sino de España, para que el insigne inmueble siga presente no solo como el precioso edificio que corona una plaza que, los que son cambadeses hasta la médula, no dudan en llamar la hermana pequeña del Obradoiro. n