Comer y aprender a la vez geografía es posible

La hora de la comida para los alumnos del CPI de O Mosteiro de Meis no fue como de costumbre. Ayer, el centro estrenó un novedoso programa con el que sacar más partido a su comedor escolar, sus Jornadas Gastronómicas. Es voluntad del colegio, según explicaba su director, Luis Camilo Fernández, que al menos una vez por trimestre y con vocación de continuidad, los platos apoyen un monográfico dedicado a una cocina tradicional y país o región en concreto.
Con ello quieren aprovechar al máximo su comedor de gestión directa, detallan, ya que la idea es fusionar el descubrimiento de los alumnos hacia las diferentes culturas gastronómicas del mundo con el conocimiento de conceptos nutricionales y de geografía e historia del país propuesto como referente culinario.
Este martes se vivió con entusiasmo la primera de esas experiencias, que se centró en Italia. Primero se preparó el terreno con información aportada tanto a los alumnos como a sus padres sobre el menú elegido, aspectos geográficos, costumbres y curiosidades de las zonas de referencia de cada plato. Además, en la misma semana, en horas de lectura, se entrega un texto que añade contexto sobre la jornada a desarrollar y los temas a tratar, siempre desde un punto de vista lúdico y a modo de curiosidades.
Así que una vez entrenada la mente, fue turno de atender paladares y estómagos.
El menú de ayer tiró de propuestas dignas de la más selecta carta de restaurante y propuso, como entrante, “arancini” y “provolone” con orégano. Se trata de unas croquetas redondas típicas de Sicilia, de pasta de arroz de color naranja por su pigmentación con azafrán, servidas calientes. El citado “provolone”, un queso de fusión sencilla, completó el entrante.
Como principal, espagueti  “alla Norma”, célebre especialidad de Catania, a base de pasta con tomate, berenjenas y queso de oveja, entre otros.  A la sobremesa se sirvió “panetonne” o pan dulce, un bollo al que se pueden añadir pasas, frutas confitadas o chocolate. Y Bon appétit.