Una decena de floristas ambulantes expresó ayer su rechazo al traslado del mercado de Difuntos al salón de Peña y acusó al Gobierno local de “tomar a decisión sen consultarnos”. Solo le ven desventajas a esta nueva idea del Concello de concentrar la venta en este espacio. Afirman que tendrán menos espacio y pagarán más, pero su principal preocupación es que es la ubicación es menos céntrica que la tradicional –junto al centro de salud– y auguran una caída de las ventas.
Este grupo está compuesto por unas seis vendedoras del mercadillo y otras cuatro, que solo colocan puesto para Difuntos, pero, en todo caso, “xente que levamos décadas vendendo en Cambados” y les molesta especialmente que “a decisión se tomara unilateralmente”. Y es que el Concello se reunió con tres floristerías de la villa, pero “estes comercios teñen locais e somo nós ás que nos veremos perxudicadas”.
El Gobierno local ha prometido hacer publicidad para informar del traslado a los clientes. De hecho, este fue el argumento que usó en el pleno del jueves, cuando el PP le pidió que se volviera a la ubicación tradicional: en las inmediaciones del centro de salud. Sin embargo, “por moita publicidade que fagan non será suficiente, porque a xente vai ter que ir a propósito” hasta San Tomé, mientras que en las inmediaciones del ambulatorio, están visibles para los clientes de la plaza de abastos y los usuarios del centro de salud. Además, al estar junto a la carretera, “moita xente para de camiño ao cementerio. Non imos vender o mesmo, seguro”, explican.
propuestas rechazadas
Estas floristas aseguran que entienden la postura del Concello que quiere evitar la venta ambulante fuera de los días permitidos por la ordenanza municipal del mercadillo –miércoles y sábado–, así como evitar la dispersión de puestos, para evitar posibles molestias en el centro de salud, “pero que non nos manden a Peña”. De hecho, le propusieron reubicarse en la parte trasera del ambulatorio o en el Paseo da Calzada. Incluso estaban dispuestas a sufragar una carpa colectiva para agrupar los puestos y a estar los días 28 y 29 en la nueva ubicación, regresando los días “fuertes”, 30, 31 y 1, a la habitual, pero sus alternativas fueron rechazadas. Explicaron que la alcaldesa, Fátima Abal, primero les dijo que era una cuestión de Portos, pero consultaron a este ente y “díxonos que non, que tiña que ser o Concello o que autorizase a instalación”.
Aseguran también que “é un atraco” porque “aumentan as taxas e nos reducen o espacio”. Explicaron que deberán pagar unos 130 euros por dos metros cuadrados y por los cuatro días, cuando antes abonaban unos 25 y con más espacio. Además, afirman que a las vendedoras del mercadillo no se les respetan los metros cuadrados, como comprobó alguna ayer, cuando fue a inscribirse, y a pesar de que el Gobierno local ha asegurado lo contrario.
Estas vendedoras habituales –algunas llevan 20 años–se sienten además “presionadas” porque “ao non darnos opción, temos que ir obrigadas e nos apuntamos por medo a que o Concello no recapacite, esperemos e cando queramos apuntarnos xa non haxa sitio”, añaden.