SANXENXO-Las Cebolas de Ouro 2015 premian al centenario Hotel Terraza y al pediatra Ricardo Santolaya

Un siglo de existencia y más de tres décadas de vocación son los méritos que han hecho que el Hotel Terraza y el pediatra Ricardo Santolaya sean los galardonados en esta XXXIII edición de las Cebolas de Ouro, que se entregarán el próximo día 4.
El Gobierno local ha querido reconocer el trabajo, en primer lugar, de la familia Alonso, que durante varias generaciones ha mantenido una tradición empresarial y familiar que ha ayudado a que Sanxenxo se consolidase como un destino turístico vacacional incuestionable. 
Jaime Martínez, gerente del establecimiento hasta hace dos años, asegura que “si hemos podido llegar a cumplir 100 años es gracias a los fundadores, a las personas que construyeron las edificaciones, a los que nos ayudan a llevar los negocios, a los vecinos que compraban en la tienda, asistían a las sesiones cinematográficas, al bar, a los bañistas, veraneantes, turistas… Y a Sanxenxo”.
Francisco Alonso Prieto, nacido en Oteruelo-Astorga, y Filomena Romay Padín, natural de Lores, Meaño, fueron los fundadores del primer edificio, que se inauguró en junio de 1915 con una tienda de coloniales y unas habitaciones destinadas a viajantes y bañistas cuando ni siquiera existía carretera para ir a Portonovo (se terminó en 1937) y simplemente había un camino que transcurría a lo largo de la playa.
A lo largo de los años 20, 30, 40 y 50 se fueron añaAdiendo plantas al inmueble hasta dejarlo prácticamente como está hoy en día. Durante este siglo de existencia mil historias y anécdotas han quedado entre esas paredes, que han visto, entre otras cosas, una Guerra Civil. Cuando ésta comenzó, varias familias veraneaban en el hotel. Dos de ellas tuvieron que permanecer en el establecimiento hasta que finalizó el conflicto, en 1939. 
Una de estas familias, uno de cuyos miembros era representante para España de Westinghouse, fue la que, a principios de los 50, les regaló los primeros tubos fluorescentes que hubo en Sanxenxo.
Ricardo Santolaya Macheti nació en Cuenca pero eligió Sanxenxo como destino por el paisaje y el clima. Fue el primer pediatra del municipio y cuando comenzó a ejercer, en 1982, los niños de la villa pudieron dejar de ir a Pontevedra para ser atendidos. En aquella su primera consulta, un austero inmueble en Portonovo donde hoy se ubica el edificio de Servicios Sociales, fue él quien aportó tanto las camillas como las sábanas y las básculas. Santolaya recuerda con nostalgia aquellos años en los que incluso guardaba las vacunas en su propia casa: “Yo las traía y las metía en la nevera. Puse los jueves como día de vacunación y era cuando las llevaba al centro médico”. 
Una dedicación total y absoluta a su vocación que le obligaba incluso a mantenerse localizable las 24 horas del día dado que no había servicio de urgencias: “En la puerta de mi casa había siempre una nota que informaba de dónde estaba cenando o tomando un café”. 
Después de 33 años de profesión se jubiló el pasado mes de julio y ahora recibe la noticia de su distinción con “enorme sorpresa, emoción y una satisfacción inmensa”, relata, aunque dice no saber si lo merece. “Lo único que yo he hecho ha sido cumplir con mi trabajo y la verdad es que me gusta mucho ejercerlo. A otros corresponde juzgar si lo hice bien. Yo me siento satisfecho y enormemente agradecido”.