Las terrazas acosan el templo viejo

Las terrazas acosan el templo viejo
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Sillas, mesas, sombrillas de varios colores, prácticamente la mitad de la calle intransitable... Ese es el panorama con el que se encuentran vecinos y visitantes cuando caminan por las inmediaciones del templo viejo.
Esta situación ya ha provocado las protestas y las quejas de quienes defienden que la iglesia debe estar libre de estos elementos, ya que constituye un elemento más de visita en Sanxenxo, sobre todo en la época estival.
Los ruidos, el trajín de los camareros y, por momentos, la acumulación de personas, causan molestias en una zona que debería ser tranquila, según quienes defienden que las terrazas de los bares no deberían estar apoyadas en la fachada de este edificio religioso.
La situación ha llegado a tal extremo que incluso se constituyó una plataforma vecinal que reclama que la rectoral no puede utilizarse como local de hostelería por todos los inconvenientes que ello conlleva.
Estos vecinos que se sienten afectados ya hicieron gestiones al respecto incluso antes de que llegase a abrir este establecimiento, consciente de que estas molestias podrían suceder.
Señalan al respecto que no se oponen a que se puedan instalar negocios en ese local. De hecho, antes de que abriese el bar había una tienda de venta de productos de artesanía que, según los vecinos, no causaba molestias y se integraba en el entorno.
Sin embargo, tras su cierre y la apertura de un establecimiento de hostelería comenzaron las protestas. No están en contra de que los vecinos puedan hacer negocio en la villa, sino que su actividad genere malestar entre la ciudadanía.
El hecho de que las estrechas calles de una zona que conserva su encanto de antaño esté llena de mesas y sillas en el exterior provoca feísmo. La situación se agrava todavía más cuando se despliegan las sombrillas, que son de diferentes colores y contrastan con el entorno.
Pero lo que más molesta a los vecinos es que la terraza del establecimiento se fuese agrandando cada vez más hasta el punto de que prácticamente se “come” la fachada del templo viejo, un edificio muy querido y respetado por los vecinos con una gran historia en sus piedras.  
Los vecinos que se sienten afectados por este problema ya se han dirigido por escrito al Arzobispado de Santiago para alertarles de la situación y solicitarles que no permitiese que se instalase un bar en ese bajo.
También trasladaron su parecer al Gobierno local de Sanxenxo para que tuvieran conocimiento de la situación en la que se encuentra una zona tan transitada de la capital turística de las Rías Baixas.
El establecimiento cuenta con la preceptiva licencia de apertura y su situación parece que no es irregular, aunque en este punto no se incluyen las terrazas que últimamente han ido incrementando de forma considerable en esta zona.

Las terrazas acosan el templo viejo

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