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jueves | 18 abril | 2024
El Partido Socialista de Moraña, que llegó a gobernar el municipio durante lustros, vive una de las peores crisis internas de los últimos años que ha estallado con la dimisión de su secretario local, José Jorge Calvo Ruibal, y, de facto, del resto de los integrantes de la ejecutiva, en medio de fuertes críticas hacia la actitud de su portavoz municipal, Celso Diz Rey.
José Jorge Calvo asume la responsabilidad proactiva de nombrar a Celso Diz, entonces concejal independiente en la corporación, candidato a la Alcaldía por el PSOE con la finalidad de desbancar al PP en las pasadas municipales, algo que no sucedió, pues María Luisa Piñeiro continúa de alcaldesa y con mayoría absoluta.
Remarcan que la actitud de Celso Diz desde un primer momento “demostró que aquella decisión había sido una de las peores que se podían haber tomado”.
En el mismo tono crítico Subraya que desde el primer momento le ofrecieron toda la infraestructura socialista, pero se encontraron con “un torticero modo de entender la vida política”. En este sentido, admite que hubo “vetos personales, insultos a compañeros y manifestaciones que no suponían un buen ambiente interno”.
Aún así, Celso Diz, en su calidad de candidato, tuvo libertad para confeccionar las listas y en ellas “solo incluyó a un militante”, lo que les lleva a decir ahora que la candidatura era mejorable. Sobre todo porque con la unión de AEM, tan solo lograron 15 votos más que sin la incorporación de Celso Diz, lo que les lleva a decir que el resultado fue “desastroso” y a admitir que la elección del cabeza de lista fue “equivocada”.
El distanciamiento entre la ejecutiva del PSOE y de su portavoz municipal se incrementó a partir de la toma de posesión, puesto que “demostró su falta de valía tanto personal como política para el diálogo y la tarea para la que había sido honrado”.
Le achacan también que no asistió a ninguna de las reuniones de partido a las que fue convocado y que todas las decisiones adoptadas en el Pleno nunca fueron consensuadas con la ejecutiva, por lo que “los socialistas nos enterábamos de su voto en el pleno o a través de compañeros de otras formaciones, con el lógico sonrojo y vergüenza que supone que sus decisiones nunca estuviesen avaladas por la militancia local, de la que siempre se mantuvo al margen”.
