Masiva peregrinación al santuario de Amil

Masiva peregrinación al santuario de Amil

Cientos y cientos de chalecos reflectantes por todas las carreteras de la comarca hacían presagiar que la romería de los Milagros de Amil volvería a ser, un año más, multitudinaria. A medida que los peregrinos iban llegando al santuario de Amil, esta prenda de seguridad se iba guardando en las mochilas en las que los caminantes portaban, sobre todo, agua para hacer más llevadera la andaina que, en muchos casos, se prolongó durante toda la noche.
Todo ello para venerar a una imagen a la que se le tiene verdadera devoción. A algunos no les parecía suficiente haber recorrido decenas de kilómetros hasta Amil, porque al llegar a la capilla no dudaron en descalzarse y rodearla de rodillas una y otra vez a modo de ofrecimiento.
Entretanto, las colas para entrar en el santuario se hacían eternas para quienes pretendían agradecer o solicitar la intervención de la santa en algún asunto particular, generalmente relacionado con asuntos de salud.
La recogida de los exvotos era casi obligada entre los romeros. Y todo ello con una serie de misas que se sucedían una tras otra y que siempre tenían creyentes nuevos dispuestos al recogimiento. El momento culminante fue la salida de la procesión, que recorrió todo el campo del santuario con la imagen de los Milagros encabezando la comitiva y con una multitud detrás. A su término, muchos romeros optaron por quedarse a comer en alguno de los muchos puestos instalados a la espera de nuevas misas y actos religiosos que finalizaron a las ocho de la tarde.

Masiva peregrinación al santuario de Amil

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