El Porquiño á Brasa al estilo Amil nunca defrauda

El Porquiño á Brasa de Amil volvió ayer a conquistar los paladares de las decenas de personas que se sumaron a una de las fiestas gastronómicas más veteranas de la comarca. Más de medio centenar de ejemplares se pusieron sobre las mesas de los comensales tras una preparación de horas al fuego y que comenzó en la madrugada del domingo. Pero este evento es mucho más y su programa ya comenzó el sábado con actividades para todos los públicos. 
La organización, la Asociación Cultural Gastronómica da Amil, dio el pistoletazo de salida a la fiesta con juegos populares para los más pequeños y una representación teatral nocturna a cargo del aula de teatro de la entidad, que en esta ocasión puso en escena “Cuatreros Todos!”. 
La jornada de ayer acogió el momento central de esta celebración gastronómica que tiene sus raíces en una comida popular celebrada en 1990, como parte de la programación de la Festa do Arrieiro; una reunión de jóvenes de la parroquia morañesa que se hacía el último fin de semana de agosto. Se viene celebrando desde entonces, pero ya es mucho más que una cita para degustar un rico plato. 
Cada año se entremezclan actividades culturales, de ocio, musicales, etc. En las que la tradición tiene un peso importante. 
En esta edición no faltaron estos ingredientes y ayer también hubo pasacalles y alboradas a cargo de Airiños da Fracha de Ponte Caldelas y  Chingüilipé de Moraña. También se celebró ArtesaníAmil, que cumplió su quinto año, y los juegos populares regresaron por la tarde, para todos los públicos y con premios para los mejores participantes. 
En total, se vendieron medio centenar de lotes, aproximadamente, que estaban compuestos por el Porquiño á Brasa al estilo de Amil, empanadas, 12 botellas de vino, seis de agua, dos bolas de pan, otras tantas bicas y café de pota con gotas de aguardiente para 20 personas. Además el precio se ha mantenido en los últimos años, quedando en 300 euros, sin olvidar las actividades paralelas gratuitas.