Un convenio urbanístico obliga a Lantero a mantener los empleos en O Pousadoiro

Hace apenas cinco años que Lantero abandonaba la primera línea de playa en Rosalía de Castro para mudarse a una amplia parcela en O Pousadoiro. Lo hacía después de rubricar un convenio urbanístico con el Concello en 2004 con el que se permitía  urbanizar los 28.000 metros cuadrados de la parcela, pero este acuerdo, aprobado en Pleno, llevaba también aparejada la garantía del mantenimiento de los puestos de trabajo por lo que los planes de reducción de plantilla que prevé la firma podría encontrarse con este obstáculo.
Los terrenos de Rosalía de Castro siguen a día de hoy sin urbanizar, pese a la buena situación de la parcela. El problema radica en que este convenio triplicaría la edificabilidad permitida para los núcleos de población que se sitúan entre los 20.000 y los 50.000 habitantes y que es de 1 metro cuadrados edificables por cada metro cuadrado de suelo, según fija la Lei de Ordenación Urbanística de Galicia.
El alcalde de Vilagarcía, Tomás Fole, ya advirtió hace unos días que se pondrá en contacto con la firma para conocer sus intenciones. Mientras que el comité de empresa de Lantero sabrá hoy mismo la propuesta que, según la firma, pasa por “garantizar su continuidad en Vilagarcía y por no recortar derechos a sus trabajadores”. La contratación de vigilancia privada diurna y nocturna para sus instalaciones desde hace unos días ha puesto, si cabe, más en alerta a su plantilla. Hasta ocho vigilantes con perros y vehículos camuflados controlan la fábrica.
La empresa decidió hace casi diez años el traslado al nuevo polígono industrial y, para ello, los socios han tenido que apostar por una fuerte inversión, que ronda los 25 millones de euros, para la construcción de la nueva fábrica. Las instalaciones ocupan un espacio de más de 32.000 metros cuadrados en una parcela de más de 60.000.