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jueves | 25 abril | 2024
Los propietarios de la casa en ruinas de O Castro, una empresa dedicada al vidrio, continúan acumulando sanciones económicas por el mal estado del edificio, que sigue a la espera de la ansiada reforma.
Será el Concello el que acometa estas obras, pero lo hará cuando la Dirección Xeral de Patrimonio apruebe el proyecto presentado a principios de este año por Ravella y que está presupuestadas en 70.000 euros.
El alcalde firmó una resolución a finales del año pasado que advertía a los propietarios de que en caso de no ejecutar las obras pendientes, sería el Concello quien las asumiría para posteriormente pasarles la factura.
El plazo para ejecutar esta resolución acabó en febrero pero por el momento el edificio, que antiguamente acogió una escuela, se encuentra en el mismo estado ruinoso.
El problema reside en que el proyecto debe ser autorizado por Patrimonio, y según informan desde Ravella siguen a la espera de este visto bueno.
Las obras a acometer consisten en el desescombrado interior, la consolidación de las cabezas de los muros y el tapiado provisional de los huecos de la fachada, y la limpieza exterior del inmueble.
Actuaciones valoradas apróximadamente en 70.000 euros con las que se pretende al menos garantizar la seguridad de un inmueble situado en pleno casco histórico y cuyo mal estado obligó en múltiples ocasiones a movilizar a los servicios de emergencia por desprendimientos en la cubierta.
Ante este riesgo, el Concello optó por cerrar el callejón que coincide con uno de los laterales del edificio y que comunica el barrio de O Castro con la Avenida da Marina.
Medida que se prolonga ya más de un año y que no sienta nada bien a los responsables de los negocios hosteleros y comerciale situados en el entorno de A Peixería, que consideran que les resta clientes.
Además, con el cierre del callejón tampoco se evitan los riesgos ya que son muchas las personas, sobre todo jóvenes, que se saltan el vallado del callejón y circulan pegados a la casa.
