“No creo que los que hablan de casta me incluyan a mí en esa definición”

“No creo que los que hablan de casta me incluyan  a mí en esa definición”
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Alberto Varela Paz (Vilagarcía, 1975) es la segunda vez en escasos meses que se enfrenta a las urnas. La primera fue en noviembre en la votación que lo eligiría como candidato a la Alcaldía y la segunda, la más difícil, será el domingo. Amante del cine y del deporte reconoce que se siente con “ilusión” para llevar a la capital arousana hacia un cambio de gobierno.

El trabajo de Alberto Varela a nivel campaña ya empezó tras las primarias. ¿Cómo se lleva este tramo final?
Con mucha ilusión. Es justo eso lo que nos transmiten los ciudadanos, ganas de cambio. La gente entiende que Vilagarcía no puede seguir más tiempo parada, dormida y con este ambiente de crispación. Lo que quieren es diálogo y poder participar en la toma de decisiones.

La veteranía de Tomás Fole frente a la inexperiencia de Alberto Varela. ¿Es ese un lastre para usted?
Él debió nacer siendo alcalde, yo no. Yo no soy nuevo en política, llevo mucho tiempo en este partido debatiendo e intercambiando ideas con mis compañeros. Además conozco perfectamente la administración porque llevo años trabajando en ella. Normalmente era él el que me hacía a mí las preguntas sobre cómo funcionan las cosas. Lo que hace falta para ser alcalde es saber escuchar y tener un proyecto, algo de lo que él se olvidó.

Algunas de las claves del programa socialista recuerdan a un modelo de ciudad muy parecido al de Pontevedra, gobernada por el BNG.
A mí no me importa reconocer cuando un modelo de ciudad me parece acertado. No digo imitar, porque nosotros tenemos nuestra propia identidad, pero sí es cierto que Pontevedra me parece un muy buen modelo.
Alberto Varela lleva propuestas en el programa que, en cierto modo, son contrarias a las aplicadas por los gobiernos socialistas anteriores, por ejemplo la fachada marítima...
Vilagarcía curiosamente es una ciudad costera que, sí tenemos que reconocer, lleva bastante tiempo viviendo de espaldas al mar. Ahora hablamos de una serie de actuaciones que necesita de otras administraciones. Con otros gobiernos socialistas Vilagarcía se transformó en ciudad y eso es innegable.

Algunos dicen que una ciudad, para serlo, necesita un centro comercial y ahora surge la idea para Megasa...
Vilagarcía ya lo tiene. Nosotros queremos una ciudad donde prime el comercio de proximidad. Así lo hemos demostrado con todas las humanizaciones que hicimos. Lo del Alcampo en Megasa? Fole no habla de que en otras ciudades provocó la destrucción de empleo y la desertización del casco urbano. Ese no es el modelo que nosotros queremos.

¿Es tarde para echar abajo ese proyecto?
No lo sabemos. Se perdió un tiempo muy valioso revisando el PXOM.  Habrá que ver si estamos a tiempo.

¿No hay absolutamente nada que le haya gustado de la gestión de Tomás Fole?
La reforma del Salón García. Me gustó.

¿Tiene el PSOE un proyecto económico sobre la mesa o no existe como insinúa el PP?
Por supuesto que lo tenemos, pero apostamos por más racionalidad y menos austeridad. No se puede recortar indiscriminadamente y sin diferenciar. Fole cambia las cifras continuamente. O no se entera o está intentando engañar a la ciudadanía.

¿Está el PSOE abierto a los pactos con todas las fuerzas o solo con algunas?
Nuestro partido siempre tendrá vocación de mayoría y los ánimos nos están demostrando que tendremos un respaldo amplio. ¿Los pactos? Hay que esperar al día 24 para ver qué deciden los ciudadanos. Ahora bien, tenemos muy claro cuales son nuestros posibles pactos naturales y con quién tendríamos que hablar, como ya demostramos en otras ocasiones.

Algunos dicen que el PSOE es “casta”...
(Risas) Yo soy nuevo en la primera línea política o sea que no creo que me incluyan a mí dentro de esa definición.

Una vez más el PP habla de que gobierne el partido más votado ante los que definen como “experimentos”.
El señor Fole olvida que gobierna en bipartito y que todos los vilagarcianos saben como se obtuvo esa mayoría. El que no tenga posibilidades de sentarse a hablar en caso de no obtener mayoría demuestra su incapacidad a la hora de conseguir acuerdos. Nosotros sí tenemos que sentarnos con otras fuerzas a hablar, por supuesto que lo haremos. n

“No creo que los que hablan de casta me incluyan a mí en esa definición”

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