Refrescante marea humana en Vilagarcía

Refrescante marea humana en Vilagarcía
Millares de vecinos y visitantes se lo pasaron en grande en la fiesta más importante del año en la capital arousana en la que no faltó de nada y mucho menos agua | gonzalo salgado

Miles de personas volvieron a abarrotar las principales calles de la ciudad en una nueva edición de la Festa da Auga de Vilagarcía. Las celebraciones, como marca el calendario, ya se iniciaron en la noche del martes en diferentes puntos como la zona portuaria, la playa de A Concha-Compostela y también las calles de la movida nocturna más en el centro urbano. Las riadas de gente, los más jóvenes, empezaron a llegar a media tarde y bajando desde la Estación de Ferrocarril. Y es que Renfe habilitó billetes extraordinarios para que absolutamente nadie se quedase sin disfruta la fiesta más importante del año en Vilagarcía. Eso sí, y dado que el 16 de agosto no es festivo en toda Galicia, la afluencia de gente fue menor que en ediciones anteriores, tanto en la jornada de noche como en la de mañana. Eso contribuyó a que los momentos de mayor aglomeración como la subida del santo o el baño de multitudes en la Praza de Galicia y en el resto de las calles pertenecientes a la Zona Húmida fuese mucho más relajado.
En contraste con la movida de la noche el día estuvo marcado por un ambiente más familiar con niños y mayores disfrutando al máximo de todo el recorrido. Las camisetas multicolores con los lemas más originales crearon un tapiz en las calles principales en las que a duras penas se percibía un hueco vacío.
Las principales zonas húmedas no empezaron a vaciarse hasta bien pasadas las cuatro y media de la tarde y aquellas más despejadas recibieron la pronta visita de los servicios de limpieza que intentaron dejar impecables las zonas peatonales y aquellas calles en las que era necesario reabrir el tráfico rodado.
La ciudad no volverá a la normalidad durante unos días, dado que los servicios de limpieza todavía tardarán unos días en llegar a aquellos puntos más conflictivos. Mientras tanto San Roque ya descansa tranquilo en la iglesia de Santa Eulalia para recuperar fuerzas para el año próximo que, como cada edición, promete volver a ser multitudinaria. Y es que la fiesta nació en la calle y se vive en la calle.

Refrescante marea humana en Vilagarcía

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