El sector bateeiro se autoanaliza en A Illa con el firme propósito de unidad

El sector bateeiro se autoanaliza en A Illa con el firme propósito de unidad
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El movimiento “Bateeiros Unidos” comienza a calar en un sector que parecía desesperanzado y condenado a la desunión. Cerca de 250 productores de mejillón se dieron cita ayer en el Auditorio de A Illa, escenario elegido para la primera reunión formal convocada por el colectivo y que alguno de los asistentes vio con recelo. “A reunión tiña que ser no Consello Regulador do Mexillón, na casa de todos”, comentaba un veterano bateeiro a la entrada del hemiciclo.
La bateeira Rosa María Blanco, portavoz del colectivo, fue la primera en hablar y lo hizo desde la autocrítica. “Está claro que algo no estamos haciendo bien. No puedo comprarle los Reyes a mis hijos y ahora vienen los libros del colegio y no sé cómo voy a hacer”, apuntó. “No sé en qué momento nos desviamos del camino. Nuestros abuelos se compraron casas, coches y podían vivir de esto y nosotros no”, dijo. Blanco incidió en la necesaria revalorización del sector del mejillón y del producto. “Quiero que se valore mi trabajo y que se hable bien del mejillón. Que hablemos de darle un empujón a la actividad y de darle el tirón de orejas a quién tengamos que dárselo”, señaló.
El bateeiro Marcos Castro, otro de los impulsores de este colectivo, incidió en que “isto aínda non tocou fondo, podemos ir a peor, pero debemos frenalo estando unidos”, pero “para iso todos debemos remar na mesa dirección e pelexar polo mesmo, a unión”. En la cita de ayer hablaron miembros e incluso exdirectivos de distintas agrupaciones de productores de los dos márgenes de la Ría de Arousa. “Neste sector o que sobra é política. Empecei na batea con 14 anos e nese momento o traballo viase recompensado”, expuso Diego Portela, un bateeiro de O Grove. “Mañán non imos a ter nada porque non somos capaces de mantelo e todo é por culpa dos egos de moita xente”, añadió. “Antes cun quilo de mexillón botabas catro litros de gasoil ao coche e agora tes que vender catro kilos de mexillón para botar un litro”, expuso.
Otro testimonio incidió  también en la escasa rentabilidad de la actividad. “Teño 38 anos e tres fillos e non son capaz de mantelos. Estou traballando na batea e parece que estou manexando produtos tóxicos. Temos estrutura e temos produto, falta a unión”.

El sector bateeiro se autoanaliza en A Illa con el firme propósito de unidad

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