“El descuido...” de Manuel Suárez

La galería Monty4 ofrece la muestra de Manuel Suárez ( A Coruña 1972) “ El descuido es mío” , en la que continua ahondando en las posibilidades expresivas del llamado expresionismo abstracto que ya mostrara en sus anteriores exposiciones de 2013 y 2010: De substancia tóxica y Blanco María.
Se trata de dejar que el gesto de la mano viaje libremente por el cuadro, siguiendo las pulsiones no codificadas que nacen del interior; el cuadro se convierte así en un lugar de agitaciones y movimientos y de energías potentes, sometidas quizá a un única regla: la armonía y la potencia del color.
Así, masas amarillas se desplazan por el espacio del lienzo como luminarias informes que de pronto chocan o se encuentran con otras manchas espesas negro-azuladas y el encuentro es, a la vez, “Descuidado, errado y consciente”, como reza el título de una de las obras; la aparente contradicción se resuelve, porque es evidente que el pintor, todo lo informalista que sea, sabe en qué momento debe detener o graduar su gesto para que este color no pese más que aquel y lo que hay de azar o de fortuito en el impulso primero encuentre su equilibrio formal.
Lo mismo podríamos decir de “Distracción a tiempo”, donde un agitado ir y venir de “caminos” azules o ráfagas que pasan en lo oscuro se encuentra con manchas o muros amarillos que detienen e iluminan su oscuro y proceloso vagabundear. Hay pues una clara valoración de la ley del contraste y de su impacto plástico y un saber detenerse a tiempo o como él dice “distraerse”
En otros cuadros, como “No sometido” o “Desgaire con brecha”, campea libremente un gestualismo abierto, un trazo volátil de caligrafías blancas que viajan sobre magmas azules hacia un horizonte que deja abierto un gran pórtico blanco, frente a la carga de negro que lo acecha; o bien traza un atrevido zigzaguear claro, entre espesos pontones negros, como al desgaire, para abrir una brecha de luz en la sombras.
Manuel Suárez asume con “El descuido es mío” esa parte de inconsciente que deja aflorar en su pintura; esa parte también de imperfección o de reflejo del lado anímicamente oscuro del ser humano que ha nutrido algunas de las más llamativas obras contemporáneas, desde las pinturas negras de Goya, hasta las exuberancias del grupo Cobra, la Action painting o el dripping de Jackson Pollock y por supuesto los expresionismos de todo signo.
En nosotros dormitan fuerzas indómitas que a veces, pueden ser regladas por la razón y por la conciencia y otras son ese desatento, ese impulsivo ego que fabrica sus locas gesticulaciones.
Él se desnuda y nos desnuda, dejándonos un “Fotograma último”, un retrato en claroscuro de nuestras angustias, nuestras vacilaciones, nuestras noches agitadas por sombras, nuestras luchas y nuestros miedos, aunque asuma, para su obra, que “ el descuido” le pertenece

“El descuido...” de Manuel Suárez

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