El carpacidio y el palomicidio son la última moda

SI San Francisco de Asís no se hubiese dedicado a las cosas del alma, sino a asuntos más terrenales podría haber sido un ejemplar militante de la izquierda progre amiga de los animales. Incluso la izquierda progre estuvo más de una vez tentada de negociar con el papa que lo apease del trono celestial para darle un buen puesto entre los mitos animalistas. En cambio, las que están expuestas a ser víctimas de una purga ecologista son la abuela Carmena y Ada Colau, el último capricho de la burguesía catalana, pues han cometido dos delitos de lesa animalidad. La alcaldesa de Madrid se ha cargado 14.000 peixes, casi todos ellos carpas, a base de descargas eléctricas y la de Barcelona ha ahogado con CO2 a miles de palomas. Ni la verde retórica ecologista puede salvarles la cara.

El carpacidio y el palomicidio son la última moda

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