Unos empresarios pobre y muy mal avenidos


LA patronal gallega no se estudiará en ninguna escuela de negocios como ejemplo de solvencia económica; al revés, en todo caso se le reservará un espacio cuando se hable de las organizaciones que viven poco menos que de las esmolas. Tampoco a los alumnos de protocolo se les hablará de ella como el paradigma de la cordialidad, pues sus dirigentes se pasan el día a la greña. El último conflicto se ha desatado al afirmar el recién dimitido Antonio Dieter Moure que “el presidente de la CEG es reo de los presidentes provinciales”, lo que ha encabritado a estos. Es todo un misterio que la confederación aún no haya saltado por los aires.

Unos empresarios pobre y muy mal avenidos

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