La paciencia de los deportivistas

Tino Fernández, el presidente del Depor, es un hombre tranquilo. Eso dicen quienes lo conocen. Hace falta tener mucho temple para dirigir como él hace un club que estaba a punto de la desaparición y realizar con él, año tras año, el milagro de la supervivencia. Sin embargo, pese a este talante, seguro que anda con la mosca detrás de la oreja, como el resto de aficionados blanquiazules, por cierto, tras saber que ya se empiezan a poner en duda los plazos dados por la Marea para la realización de las obras de Riazor. A este paso, los deportivistas van a tener que hacer como el Celta y buscar refugio en algún ayuntamiento de la comarca.

La paciencia de los deportivistas

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