La pasión antivacunas contagia a la Marea

La pasión antivacunas contagia a la Marea

LIDiA Senra debe estar a botar foguetes. La que fue durante muchos años capitana de los labregos e gandeiros nacionalistas de la nazón de Breogán, se cansó de pisar la lama do país y la cambió por el adoquinado de Bruselas, donde ejerce como eurodiputada. Entre que la capital belga es la ciudad más aburrida del mundo desde que se retiraron los Tercios y que los miembros del Parlamento comunitario tienen mucho tiempo libre, a ella se le ha ocurrido darle vueltas a la cabeciña, pero no como la niña del exorcista, sino a lo de dentro y ¡vaya por Dios!, se le ocurrieron unas ideas arrepiantes, pues decidió ejercer como una enloquecida activista del colectivo antivacunas. Y lo malo es que su mensaje ha calado en la Marea, nasía pa’ganá, a la que ahora le ha dado por patrocinar charlas de tan disparatado movimiento. Con la concejala de Bienestar Vegetal, María García, biotopo pata negra, que mata la mala hierba con vinagre y al pasear por la ciudad uno tiene la impresión de que se ha caído en una ensaladera, y Alberto Lema, que allí donde pone la mano causa un destrozo, como cabezas visibles el Gobierno local han presentado semejante “lugar de aprendizaje”. ¿Uno y otro sabrán que el sarampión aumentó el año pasado un 400% en Europa? FOTO: garcía y lema, en la presentación de las “científicas” jornadas | patricia g. fraga

La pasión antivacunas contagia a la Marea

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