Rajoy demuestra lo que le cunde la lectura deportiva

MARIANO Rajoy, el non grato en Pontevedra y muy grato en Guadamur, es un confeso futbolero. Sus detractores lo atacan continuamente por su afición a leer el “Marca” y la verdad es que las crónicas le cunden. En ellas ha aprendido que es mejor el juego de toque reposado, el que tradicionalmente practicaba Brasil y que España ha actualizado a través del tiquitaca, que el del patadón de la defensa a la delantera que tanto gusta a los británicos o el de correr como gamos que despliegan las selecciones africanas. Solo hay que fijarse en su manera de actuar frente al desafío secesionista de Cataluña para comprobarlo. Ha ido a su ritmo, no se ha alterado lo más mínimo y de repente ha chutado a puerta y la pelota se ha colado por toda la escuadra de Puigdemont. Golazo y flamear de pañuelos. 

Rajoy demuestra lo que le cunde la lectura deportiva

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