Rivera se va al campo

EN menudo follón está a punto de meterse Albert Rivera, el político antes conocido como Adolfo Suárez. Se siente cheo coma unha centola tras el triunfo en Cataluña de Inés Arrimadas, musa del sector pijo de Ciudadanos, es decir, de todo el partido, y ha decidido extender sus dominios de la ciudad al campo. Quién lo verá pisando a lama con sus zapatos de marca, o a ella con las sandalias de tacón. Y cuando ande de campaña electoral y para desayunar le den pan tostado con mantequilla en vez de chocrispis y tenga que mojarlo en un tazón sin asas... Caminar por una corredoira... Cheirar a bosta de vaca... Puede ser terrible. Él, que es urbanita cien por cien, piensa que el mundo rural es como el que pintan los folletos de las casas rurales; paz, tranquilidad, sin conexión a internet –bueno, eso en muchos lugares es verdad–... se va a llevar un chasco de los que hacen época y a lo mejor hasta se quiebra la paz ciudadana y surgen como le ocurrió al PP gallego de otros tiempos los de la boina y los del birrete. ¡Menudo follón!

Rivera se va al campo

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