Un tío y un sobrinísimo

su tío, el todopoderoso Caballero, don Abel, anduvo el fin de semana metido en asuntos de emociones y lágrimas, pues recibió en la casa do Concello a un niño llamado Vigo. Se trata de un pionero, pues fue el primero en el mundo al que le impusieron tal nombre. Aunque ahora ya hay otro al que también han bautizado con el topónimo de la ciudad. En cambio, él, el sobrinísimo, Gonzalo Caballero, estuvo preocupado por cuestiones más prosaicas como las primarias de la franquicia enxebre de los socialistas, a las que él se presenta porque tiene que haber todo tipo de candidatos, pero en las que le van a dar una malleira como la que recibió su tío en la batalla entre Pedro “La sonrisa” Sánchez y Susana “La sultana” Díaz. Aún así, no pierde el ánimo –o al menos aparenta que no lo pierde–y proclama solemnemente que los militantes del PSdeG no se van a dejar llevar por las operaciones de diseño de los barones. ¡Buen chiste, sí, señor! Los militantes harán lo que diga el secretario general, es decir, votar a Juan Díaz Villoslada.

Un tío y un sobrinísimo

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