Necesitamos una pasada por Rajoy

Nunca he sido un fanático del marianismo rajoyista: demasiado impasible y poco reformista es el personaje. Pero he de reconocerle temple y una capacidad política que no tienen la mayor parte de sus oponentes. Excepto Albert Rivera, que acaba de salir de la atonía en la que se encontraba. La creación de esa comisión que investigue la financiación irregular del PP, en la que Ciudadanos, el principal impulsor, se une a socialistas y podemitas, es un paso inédito: vuelven a dejar al PP solo, y esta vez no es solamente en el absurdo caso de Murcia.
Siempre he pensado que es Rivera quien debe impulsar, visto cómo anda el PSOE, el regeneracionismo. Pero no será a través de esa comisión, que va a ser beneficiosa al menos para hacer ruido contra la corrupción, como se consigan resultados tangibles frente al inmovilismo relativo que muestra Rajoy; Rivera debería haber aprovechado la oportunidad de entrar en el Gobierno, como debería haber entrado en otros gobiernos autonómicos . ¿Acaso no sería un factor novedoso y gratificante un Gobierno de coalición PP-C’s, ya que no pudo ser con el PSOE por culpa de Pedro Sánchez, en el que un vicepresidente Rivera hiciese de mosca cojonera, obligando a los populares a impulsar los cambios que el país necesita? Y, por otro lado, ¿no tendría más fuerza el Gobierno central para negociar con los catalanes?
No ha sido así, y ahora el PP se encuentra solo en el Ejecutivo y en el Legislativo. Puede que Rajoy no saque adelante los Presupuestos; puede que Sánchez gane las primarias en el PSOE y se alíe con Pablo iglesias para tratar de derrocar al Gobierno con una moción de censura. Y que, antes de que eso ocurra, Rajoy se lance por la vía de una convocatoria anticipada de elecciones, que es algo que no convendría sino a los intereses del PP, que todos saben que saldría reforzado de las urnas.
Creo que el país no necesita elecciones ahora, ni en Murcia ni a escala nacional, aunque puede que sí las necesite en Cataluña para aclarar el panorama y ver con quién tiene que negociar el Gobierno una solución frente al caos secesionista. Me parece que España precisa una pasada por la tranquilidad. Una pasada por una temporada de Rajoy, aunque sea la suya una tranquilidad de calma chicha, poco constructiva. Pero ahora admitamos que Rajoy es figura respetada en Europa, tiene un partido que es el mejor organizado y el más cohesionado de la nación. Y tiene autoritas, en parte porque muchos de sus oponentes la han perdido. Y porque no comete errores, dado que tampoco arriesga.
Nos queda Rivera, que es figura cuya seriedad potencial reconozco. Y su error, el de siempre: preferir el bien del partido al bien de la nación, que ansía reformas que con una coalición PP-socialistas hubieran podido ser, y más si esa coalición se hubiese hecho tripartita. Ahora se nos agita de nuevo el fantasma de un intento de Ejecutivo presidido por Sánchez y vicepresidido por Iglesias, aunque quién sabe por dónde andan los juegos subterráneos. Ya he dicho que el país no puede estar pendiente de los “dos pedrossánchez”, el murciano y el socialista madrileño. La partida que se juega por las aspiraciones secesionistas de Cataluña exige mayor seriedad y sacrificio en los planteamientos, mayor altura de vuelo, olvidarse de Murciagates y de maniobras orquestales en la oscuridad.
Rajoy es la única esperanza que nos queda. Durante un rato, claro. Las alternativas son demasiado peligrosas. Es el momento de que Rivera decida cuál es su alternativa: con Podemos ellos no pueden.

Necesitamos una pasada por Rajoy

Te puede interesar