Las culpas de los demás

La izquierda radical española tiene por costumbre echar la culpa a todo lo que se mueve con tal de no cargar con ella cuando le corresponde aguantar el chaparrón. No cabe duda que sabe vender el producto, pero carece de fundamento cuando el que circula en dirección contraria, dice que los demás circulan mal. Esto viene a cuento de que el alcalde coruñés, achaca la culpa a todo el que no comulga con sus ideas de hacer lo que dice. Esto se hace así, de lo contrario no se hace, y mientras tanto la ciudadanía va quemando etapas en el discurrir de sus quehaceres sin ver nada palpable para mejorar la vida de la ciudad.
La Marea con su filosofía de culpar a todo el mundo, para no buscar errores en sus propias filas, está perdiendo apoyos de cara a los comicios que se celebrarán en la primavera del año próximo. Su balance es demasiado pobre para poder poner ejemplos de lo que no se debe hacer. Se dejaron de hacer muchas cosas por una ciudad que está completamente abandonada; por tanto, si el alcalde y sus concejales no son capaces de echar andar los principios de solidaridad con sus convecinos y a la vez tributarios de las arcas municipales, cabe preguntarse a dónde han ido a parar los impuestos abonados por los ciudadanos en estos años de gobierno de la Marea, si no se hizo mejora alguna por el bien de la Coruña.
Hay un principio que se denomina entendimiento político y acuerdo de base para desarrollar la ciudad, que descansa en tres pilares importantes, como son el propio Ayuntamiento, la Diputación y la Xunta, al ser esta una comunidad autónoma dentro del Estado español. Tiene que haber un punto de acuerdo entre las administraciones para el desarrollo y el bien de la ciudadanía, de forma que el trabajo y la empresa puedan hallar fórmulas que permitan generar riqueza para el bien común.
Algo en este aspecto está fallando y pienso que es el propio organigrama de la Marea y de sus dirigentes. La directriz no es la apropiada en términos reales para tomar las riendas de un ayuntamiento, pensando que es el Congreso, cuando son dos cosas diferentes. La municipalidad es para defensa de todos y cada uno de sus ciudadanos y hay que buscar soluciones y no culpables. Muchas veces conviene mirar en la propia casa y ver dónde se haya el culpable. Echar la culpa a todo el mundo y evadir la responsabilidad propia es un salto al vacío sin ningún amparo, así que la caída puede ser de órdago.
Precisamente, esto puede pasarle a la Marea si persiste en seguir por ese camino de completa inacción, pero culpando de todos sus males al primero que pasa por la puerta. El acierto y el fracaso se verán en los comicios próximos y no creo que la Marea esté en condiciones de repetir mandato.

Las culpas de los demás

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