EL VESTUARIO

Decía Don Vicente Del Bosque que vale más un vestuario sano que 100 horas de táctica, cuanta razón hay en sus palabras, basta con ver el rendimiento de algunos equipos llamados a estar en la zona noble de la clasificación y que a final de temporada están muy lejos de sus objetivos iniciales. Vemos que equipos con muy buenos jugadores pasan de puntillas por una competición y solemos echar la culpa al entrenador de turno o a que los jugadores no estuvieron a la altura de las expectativas, las dos razones son válidas y normalmente van de la mano.
Pero hay cosas que se escapan del intelecto de cualquier entrenador, son las relaciones interpersonales de los jugadores, los egos, las envidias, la falta de liderazgo en el grupo…Éstas son razones de tanto peso para no ganar partidos como la técnica o la táctica.
Un vestuario sano es aquel donde un compañero se “parte el pecho” por otro sin pedir nada a cambio sabiendo que será correspondido, es aquel donde un jugador acepta su rol para ese partido o para toda la temporada sabiendo que será tan importante en el grupo como el que más minutos juegue, es aquel donde los veteranos integran a los nuevos en vez de verlos con recelo, un vestuario sano es aquel carente de egos, de envidias o de falta de compañerismo hacia los que forman parte del grupo, sean jugadores, cuerpo técnico o cualquier otro estamento del club.
Un grupo sano da muchos puntos a final de temporada, ese es el motivo por el que equipos “pequeños” consiguen grandes cosas… Todo lo contrario sucede para colectivos donde el yo prima sobre el nosotros, esos vestuarios sucios no van a ninguna parte porque tarde o temprano los trapos sucios salen a relucir.

EL VESTUARIO

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