La invasión de nuevos bárbaros

Através del cine conocimos el mundo de los robots, esos “extraños personajes” que ahora se están introduciendo en nuestras vidas y los expertos aseguran que en los próximos tres años su presencia entre nosotros se multiplicará por diez. 
Tendremos que acostumbrarnos a vivir con ellos en la calle, en el hogar, en los comercios y empresas donde ejecutarán –ya lo están haciendo– todo tipo de tareas. Eso sí, dicen los optimistas que siempre al servicio del hombre al que, es verdad, que liberan de faenas rutinarias o desagradables, pero no es menos cierto que en otras actividades lo suplantan quitándoles el trabajo. “Ahí está el detalle”, diría Cantinflas, que no es un detalle menor. 
No es ciencia ficción. Changying Precisión Tecnology, una empresa china que produce módulos para teléfonos móviles, sustituyó a 600 empleados por 60 brazos robóticos que trabajan día y noche en las diez líneas de producción de la planta y los 60 empleados que siguen en plantilla para supervisar el proceso productivo acabarán siendo solo 20 en un futuro próximo.  
La taiwanesa Foxconn, de cuyas factorías salen los teléfonos más vendidos del mundo, entre ellos el iPhone, tiene una plantilla que supera el millón de empleados y una fábrica del grupo, Foxconn Kunshan, que tenía 110.000 trabajadores, sustituyó a 60.000 por robots. El portavoz del Gobierno en la región avanzó que hay otras 600 empresas con planes similares. 
Pero esto no ocurre solo en China. En España, uno de cada tres trabajadores de las fábricas de coches es un robot… y subiendo. Los empresarios quieren fabricar el mayor número de coches en el menor tiempo, al menor coste y con cero defectos y para esa carrera competitiva cuentan con los robots. 
En esta irrupción tecnológica una noticia de hace un mes que casi pasó desapercibida decía que el Grupo PSA, tan arraigado en Vigo, tomó una participación en la empresa de Los Ángeles Divergent 3D especializada en la impresión metálica en tres dimensiones. No es por asustar, pero todo apunta a que PSA acabará fabricando coches con impresoras 3D. 
Las tecnologías no son inocuas. El desarrollo vertiginoso de la inteligencia artificial alarma y preocupa por sus repercusiones económicas y sociales, con incidencia especial en el empleo. De esto trataremos el lunes y de algunas propuestas que la sociedad va inventando como mecanismo de defensa ante esta nueva invasión de los “bárbaros tecnológicos” que suplantan a los humanos. 

La invasión de nuevos bárbaros

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