Ni todo negro ni todo blanco

La propaganda política arrastra a algunos dirigentes del PP, más que del Gobierno, a presumir de una España que no existe en la realidad, por mucho que haya pasado lo peor. Es curioso: el círculo del aplauso se abre más cuanto más se distancia de los gobernantes, de modo que sus palmeros mediáticos van siempre por delante en esto de lanzar las campanas al vuelo, seguidos de los portavoces populares, mientras que los ministros económicos de Rajoy, empezando por Luis de Guindos, se reservan una cierta cautela.
¿Dónde está la verdad económica de España? No parece fácil ser concluyente pero, con los números en la mano, tampoco entraña ninguna falsedad decir que la España de 2016 todavía no recuperó todo lo perdido tras estallar la crisis. De hecho, España es de los últimos países europeos en aproximarse a los niveles de empleo, riqueza, déficit y deuda anteriores a 2008. Digamos que ni todo es blanco, como pretenden algunos propagandistas, ni todo es negro.
Hay avances pero falta mucho para que pueda decirse que España va bien. Pero si alguien lo duda puede consultar las propias estadísticas oficiales, que indican que hoy trabajan menos personas que en 2011 –el último año de Zapatero como presidente–, y que lo hacen en condiciones más precarias -contratos temporales, horas no pagadas, etcétera- y con salarios recortados. 
Los palmeros mediáticos del PP no quieren saber nada de este tipo de cosas, como si no fueran la esencia de la vida de mucha gente, pero por fortuna también hay en el Partido Popular  políticos, como el profesor Pedro Puy, que hablan de llevar a cabo políticas económicas que permitan seguir aumentando la riqueza y el bienestar, lo cual exige estabilidad gubernamental: léase pacto, dada la ausencia de mayoría del Partido Popular. Pedro Puy, que estuvo en las quinielas para ser ministro, es un buen ejemplo del perfil de político que precisa el PP sin mayoría absoluta: conserva el rigor –en su caso indispensable como académico–, diagnostica en consecuencia y defiende sus ideas de centroderecha en busca de políticas económicas eficaces. Si España logra producir más y mejor, afronta una reforma fiscal integral y alcanza un pacto social, seguramente no pasará mucho tiempo para que los recortes y la precariedad vayan quedando atrás, pero a día de hoy la realidad no es esa.  

Ni todo negro ni todo blanco

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