Pobreza oculta

Además de las cifras oficiales facilitadas por los propios institutos de estadística, de organismos internacionales así como de varias entidades sociales y ONG, lo cierto es que hay una bolsa de “pobreza oculta” de personas que se sienten “fracasadas”, en esta sociedad egocéntrica y con tanto trepa, que tienen “vergüenza” de acudir en busca de ayuda.
Prefieren comer una sola vez al día, incluso dormir en un cajero, al lado de un centro comercial o en una cabaña abandonada de cualquier monte, antes que pedir ayuda.
La mayoría esta pobreza oculta la forman personas que lo han tenido todo: propiedades, buenos sueldos o elevados ingresos, disfrutaban de sus vacaciones retribuidas, cenaban todos los fines de semana en algún buen restaurante. Ahora, por culpa de la burbuja inmobiliaria o la tan despiadada crisis económica, financiera y de valores, se han quedado sin nada. Se han quedado en el camino y no han sido capaces de afrontar ni de interiorizar esa realidad.
Por eso todos los departamentos municipales de los servicios sociales tienen un trabajo adicional de tratar de aflorar esta bolsa de pobreza y que todas esas personas sean debidamente atendidas.
Tampoco, desde la sociedad civil podemos mantenernos ajenos a esa realidad, para eso tenemos que comprometernos a ayudar y poner el valor nuestra solidaridad porque, como decía Eduardo Galeano “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.
Pues, a que esperamos, cambiémoslo y no permitamos que haya ni un solo ser humano en situación de vulnerabilidad.

Pobreza oculta

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