Coser o saturar

Ahora, todos a una, se entretienen con un nuevo juego. Una vez llegado a la entente que permitirá –cosiendo, repasando, remendando– la ascensión hasta la Presidencia del Gobierno a un Rajoy “comprometido a ganarse la gobernabilidad día a día…”. 
Y, ya conseguido el objetivo, coloquemos bajo el microscopio a Podemos y busquemos la épica en la lucha Errejón versus Iglesias y analicemos las contradicciones entre unos y otros. 
¿Qué en el PSOE unos están entregados al PP y otros repiten que “no es no”? Normalidades democráticas, pero en Podemos discrepar es un signo de lo contrario. Allá cada cual con sus opiniones, pero no se debe perder el norte para llegar enseguida a cualquier sitio.
Podemos que nació en la calle y creció a toda prisa en gran parte por el desgaste de lo que se llamó “la vieja política”, por el fétido olor de la corrupción, por la política del Gobierno en favor de unos pocos y la ilusión de muchos por los mensajes transmitidos desde las plazas y calles que contaron con el apoyo de los profesionales de la educación, sanidad, etc., las llamadas mareas. 
Ahora Podemos, precisamente por haberse desarrollado demasiado deprisa, necesita un nuevo traje. Por eso, por intentar aglutinar muchas sensibilidades –pero siempre circulando por la izquierda, donde había un socavón por culpa precisamente de los que ahora se arriman al PP– es importante que revisen sus objetivos y el camino que les debe llevar hasta ellos. 
Y deben hacerlo como hasta ahora, con luz y taquígrafos. En la calle, con asambleas, preguntando a los suyos y escuchando a los divergentes. No es fácil la tarea y es, por otro lado, urgente. Cuentan los analistas que hay un grupo (País Vasco, Galicia, Valencia, Cataluña) que apoya a Errejón y otro (Madrid, las dos Castillas, Aragón) que están con Iglesias, del mismo modo, ¿lo pillan?, que los socialistas catalanes se enfrentan al señor Fernández Fernández.
Se habla de una lucha de “tronos” o de un problema de crecimiento. Tal vez ambas cosas. Ellos deberán acordar si es preciso suturar –vamos que intervenga un cirujano– o llega con un trabajo de artesanía, cosiendo lo que consiguió un respaldo de cinco millones de ciudadanos. Y es que, visto lo visto hasta ahora, conocido lo malo padecido, a este país le hace falta algo más que remiendos, que es lo que nos prometen los que ahora “se ajuntan”.

Coser o saturar

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