Es la política, estúpidos

La frase literal, como bien saben ustedes, cambia política por economía y se trataba de un exabrupto para recordar a los ciudadanos que todo es “por la pasta”. Aquí, en nuestro país, Montoro el reprobado, también deja claro la intención de su Gobierno con el apaño de última hora para ofrecer, Ciudadanos por medio, a los españoles algunas gangas: rebajar el IRPF a los que ganan al año hasta diecisiete mil euros y dejar exentos a los que no pasa de catorce mil.
Es, lo dijo claramente, para seguir en el machito. No es un estudio económico, sino que al no salirle las cuentas para la votación de los presupuestos, necesita los votos de su fiel escudero, el señor Rivera y su partido. La política, o mejor dicho, el Gobierno.
Ya le recordaron al señor Montoro que el asunto no es recaudar menos sino, al revés, ingresar más. Aquí el personal de tropa –trabajadores en general– sufren una fuerte presión fiscal desde que se levantan por la mañana hasta que se retratan, ahora con todo el calor, en las oficinas de Hacienda.
A su declaración anual de la renta le unen el IVA, las tasas e impuestos –para Madrid, para la Xunta, para el Concello– que algunos economistas sitúan entre los cuatrocientos y seiscientos euros al margen, y a sumar, a la ya citada declaración tributaria.
Y así resulta que son los trabajadores los que aportan la parte del león a las arcas del Estado pues –amnistías fiscales, ingeniería financiera, regalías– el gran capital goza de una suerte de privilegios.
También es política la anunciada “mayor oferta laboral de los últimos años” que nos publicita el Gobierno y es que, por ejemplo, según las propias cifras oficiales, las veinte mil plazas que salen a concurso para las distintas administraciones públicas no alcanzan a las veinte mil que se perdieron en sanidad y educación, mayormente con la crisis.
Además, un buen número de esos puestos de trabajo “que ofrece” la Administración se refiere a pasar a fijos a quienes son interinos. Y es que la Unión Europea cuestiona la eficacia del complemento salarial para los jóvenes, mientras que aquí los agentes sociales estudian impugnar en los tribunales el citado decreto.
Y es que el cambio de rumbo del Gobierno de Mariano Rajoy –pasar de cuidar la economía para dedicarse al cuidado de su futuro– lo deja bien clarito: a por más votos, cueste lo que cueste… Y el precio, el coste, lo pagamos los ciudadanos.

Es la política, estúpidos

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