Huele que apesta

Después de las noticias de estos días el ciudadano de a pie llega a la siguiente conclusión: no llega ni toda la flota de autobuses de una ciudad como A Coruña, para acoger a toda la trama del Partido Popular con sus tentáculos en instituciones, organismos, medios de comunicación, policías patriotas, el fiscal jefe Anticorrupción con sus dudas poco razonadas y la acumulación de pruebas que, un día sí y otro también llenan los juzgados, que tienen KO al partido y a su presidente –que es, mala suerte, conciudadanos, a la vez quien preside el Gobierno de la nación–, a las puertas de declarar por su pertenencia desde hace décadas al partido ya acusado de procedimientos antidemocráticos desde hace veinte años. En contra del autobús está un conocido ex del PP apartado de la vida pública por un juez y por los votantes…
A la lista de los llamados a declarar se unen ahora dos altos jefes del periódico “La Razón”, a los que el juez Eloy Velasco les acusa de los presuntos delitos de coacción, intimidación y pertenencia a organización criminal por presionar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, a fin de que no denunciara ante la fiscalía el latrocinio cometido en la gestión del Canal Isabel II. Y es que las aguas bajan que cheiran que feden. 
Y en medio de esta “merde”, los portavoces del partido con más cargos juzgados y bastantes condenados buscan la trama fuera entre jueces, fiscales, policías e investigadores, que no hacen otra tarea que cumplir con su obligación… 
Y ellos, desde Mariano Rajoy hasta el maleducado de su portacoz principal, insisten en que no sabían nada, no oían nada y que –¿recuerdan?– querían ser de mayores como Jaume Matas, apostaron siempre por “la inocencia de Luis Bárcenas y sus colegas investigados”, o presumían de que quinientos nombrados solo dos habían salido rana cuando en la charca de la corruptela, el latrocinio, no cabe ya ni un bicho más… Tenemos a Esperanza Aguirre, también ante los tribunales, con las manos quemadas por apostarlas en favor de Ignacio González por el que rompió tantas lanzas…
Y hablan luego de cabreo, crispación, desafección hacia la política y sus intérpretes. Tal vez convenga recordar lo que escribió Javier Marías en El País Semanal: “Va siendo hora de que los españoles se den cuenta de que la democracia que tenemos desde hace cuarenta años está amenazada por demasiados flancos”. Y es que esto apesta. Cheira que fede 

 

 

Huele que apesta

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