Paisaje desolador

Para empezar algunas obviedades: en España gozamos de una democracia homologable, pero mejorable, ganada en la calle en los años de plomo a muchos de los que ahora la aguaron y/ o mandan en sectores estratégicos. En España no hay presos políticos, pero hay alrededor de medio centenar de políticos –entre rejas o a las puertas–, en buen número del partido que dirige al Gobierno. 
En el caso de Catalunya hay un responsable de haber llegado a este punto y muchos irresponsables que avivaron el fuego que nos deja un paisaje desolador que solo puede contentar a los hooligan de una y otra parte, los que apadrinan el “cuando todo va mal, mejor para los que revuelven con el cucharón”. 
Sabemos que a todos concierne la Constitución; que hay normas y formas que obligan a ser cumplidas: el Constitucional, del que tanto hablan tres de los cuatro partidos más importantes de las Cortes, declaró ilegal la amnistia fiscal del PP. ¿Y eso, como se aguanta, señores del PSOE? No vale todo.
Tampoco vale, excepto para los que no quieren ver ni oír, decir y repetir que la toma del Gobierno catalán es por el bien común. Hubo un tiempo –maldito tiempo, aquel– en que se destituía a un gobernador y a un alcalde, a un policía, a un catedrático (a algunos “lo apartaban” para siempre) por los más fieles entre los ganadores. 
Aquí, este artículo de tres cifras, de una tacada a Rajoy lo hace presidente de España y de Catalunya; ¿consellers a los ministros (¿aunque alguno esté reprobado en el Congreso?) y, para seguir: los que montaron la policía patriótica aprovechando la experiencia quieren hacerse con la otra policía y, entre las medidas figura también manejar la caja. 
Y ya que están allí se hacen cargo de la TV3, que la TVE (setecientos profesionales denunciaron más de tres veces que la mano que mecía la programación estaba en Génova o en Moncloa) ya está conquistada. Y como guinda el señor Casado sugiere ilegalizar a los partidos independentistas.
Este es el paisaje que nos ofrecen por la irresponsabilidad de unos, los deseos irrealizables de otros y que nos dejan un escenario de tierra quemada.
Aquí, a este lado del telón de grelos, a los incendios que desolaron a todo el país y pusieron en claro muchas deficiencias, les siguió una emocionante lluvia de solidaridad que nos llegó de los cuatro puntos cardinales. Hay, en fin, esperanza. No la perdamos.

 

 

Paisaje desolador

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