Comidas populares

Las familias suelen reunirse alguna vez al año por algún motivo extraordinario. Olvidémonos de entierros, enfermedades y sucesos desagradables, para centrarnos en otras celebraciones como la cena de Nochebuena, una boda, comunión, bautizo, cumpleaños... Generalmente, la oportunidad no agrada a todos al mismo nivel, pero casi nadie suele faltar a un encuentro en el que los primeros instantes siempre son de bienvenida, buenas intenciones, recurrentes frases hechas y el anecdotario del simpático de turno.
Pese a los desencuentros que pueda haber en el seno de la familia, la mayoría comparten el motivo de la cita y no dudan en tratar de hacer agradable la jornada, pese a que, en muchas ocasiones, el impuso sea el de levantarse de la mesa, dar un portazo y hasta la próxima. Esto no ocurre casi nunca por respeto al homenajeado de turno y porque, al fin y al cabo, los rescoldos del cariño siempre afloran. Una risa forzada o un cambio de conversación a tiempo suele servir para ser políticamente correcto y mantener una unidad que solo necesita una chispa para saltar por los aires.
Algo similar se puede aplicar a los partidos políticos, donde no existe el pensamiento único y en los que hay diferentes sensibilidades como sucede en el PP de Vilagarcía, y en otros muchos de todos los colores. Digamos que las elecciones del pasado domingo fueron la efeméride que sirvió de excusa a los nuevos rectores de la formación en la provincia para reunir en torno a una mesa a todos los cuñados, con la finalidad de hacerles entender que el partido necesitaba de su apoyo.
En aras de conservar los orígenes todos se afanaron en una misma idea que, con toda probabilidad, se reforzará en la cita electoral de octubre. Esto ha dado pie a una recuperación del PP en Vilagarcía, justo en un momento en el que iba de capa caída perdiendo apoyos comparativamente en todas las elecciones.
Una vez finalizados los grandes banquetes veremos si el hermano mayor es capaz de convencer a los que ya se han independizado de que deben volver a casa, y no solo eso, sino que después de comer se tienen que quedar a lavar los platos y, de paso, pasarle una fregona al suelo. Esa será la gran prueba de fuego para un PP de Vilagarcía que, congreso mediante, tiene la ardua labor de enviar los “pelillos a la mar” de mucha gente. Ya sé que los electores tienen un comportamiento distinto en cada cita con las urnas, pero si se extrapolan estos resultados a unas muncipales nos daría que el PP tendría 8 concejales por 6 del PSOE, 5 de En Marea y 2 de Ciudadanos. El BNG se quedaría fuera. Esto indica que los populares tienen pendientes todavía muchos churrascos antes de sentarse a comer marisco.

Comidas populares

Te puede interesar