El dueño de la pelota

la condición de político lleva implícita una agenda pública y el sometimiento a la fiscalización de su gestión. La mayoría de ellos emprenden la aventura de la representación ciudadana por ideología y por vocación de servicio a la sociedad. La declaración de intenciones inicial suele ser siempre, además, impecable, pero a medida que asumen responsabilidades y cotas de poder, por muy simples que sean, algunos sufren una especie de amnesia sobre lo prometido en campaña y comienzan a priorizar sus actuaciones en función de distintos intereses, sobre todo el electoral a medida que se acerca la cita con las urnas y se necesita un legado con el que volver al bucle de los anuncios y de la defensa a ultranza del interés general.
En la política local es en esta época cuando suelen surgir las disensiones entre socios de gobierno o las ansias de protagonismo de quien siente amenazada, por decirlo así, su silla en la Corporación municipal. Aflora entonces el egoísmo y egocentrismo político de quien carece de ideología definida clásica de los partidos tradicionales.
Muchas veces ocurre que los votos de estas personas son decisivos para la gobernabilidad o para aprobar proyectos estratégicos o unos presupuestos, por ejemplo. Y este cóctel de circunstancias motiva en quien solo ve su ombligo que no tenga más expectativa, políticamente hablando, de lo que abarca su propia nariz.
Estos días estamos viviendo una nueva crisis de gobierno en Cambados con el mismo protagonista, el edil de Pode, el que provocó una convulsión política dando la Alcaldía a una azorada Fátima Abal en el último minuto del descuento.
El abrazo, con beso incluido, de la nueva regidora por sorpresa sirvió para aparcar diferencias y conformar un cuatripartito en el que se repartieron responsabilidades y dedicaciones. Y ahí comenzó la crisis, por los protagonismos, que motivaron broncas públicas, privadas e incluso institucionales en el salón de plenos.
Ahora, por una foto al lado de una excavadora, José Ramón Abal Varela fuerza a la alcaldesa a elegir: o Xurxo Charlín, el portavoz municipal, o él. Una actuación que desnuda al personaje porque la sensación que queda es que se quiere cobrar ahora, por la vía de la guillotina, que la alcaldesa está donde está porque levantó la mano contra pronóstico en el histórico pleno.
Y ella, al puro estilo Mariano Rajoy, se lo toma con calma. Habla de convocar una reunión la próxima semana o dentro de quince días, en una clara demostración práctica de lo que en Ciencia Política se denomina como la no decisión, a la espera de que los problemas se resuelvan por sí solos a través del discurrir de los acontecimientos.
Parece que llega el momento de que los partidos que sustentan el gobierno cuatripartito en Cambados sopesen si vale la pena el capricho continuado del que tiene la pelota, es decir el voto decisivo, o, por el contrario, se deciden de una vez por todas a cortar de raíz con la política individualista y cortoplacista, porque, a veces, es más digno no jugar.
Y todo por una foto...

El dueño de la pelota

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