Un gol por Carlos

Hubo un tiempo en el que las imágenes de los puertos abarrotados de gente dispuesta a embarcar para encontrar un porvenir en otras tierras era una estampa habitual, también aquí, en la comarca, en la rada de Vilagarcía. Años más tarde se repetían las escenas, pero en distintos escenarios. Las despedidas se realizaban en los aeropuertos y los destinos ya no eran intercontinentales como antaño. Llegaron tiempos mejores y el futuro ya era factible encontrarlo aquí. La situación económica motivó que fuesen muchos los extranjeros que se aventurasen a realizar el viaje que habían emprendido nuestros abuelos con la esperanza de encontrar un mundo mejor.
Poco a poco se fueron integrando personas de otras culturas, de mundos casi desconocidos para la mayoría y que de la noche a la mañana comenzaron a convivir con nosotros. Paralelamente, surgían movimientos críticos, que perduran, vaticinando que se acabarían los servicios sociales porque a la postre solo beneficiarían a estas personas. Por suerte, la mayoría entiende que en el mundo actual la diversidad de culturas es un bien que enriquece al conjunto, por lo que los episodios xenófobos no son habituales en esta comarca. 
Hay espacios en los que algunos piensan que existe impunidad a la hora de menospreciar al diferente como es el caso del fútbol. Esto es lo que ocurrió el pasado domingo en un partido entre el Marcón Atlético y el San Martín en el que varios aficionados profirieron insultos racistas hacia el jugador Carlos Sánchez, del conjunto vilaxoanés, tal y como recoge el acta arbitral. Ese fue el detonante para que el futbolista, harto de tanta vejación, decidiese abandonar la práctica de este deporte, una determinación que finalmente modificó tras el aluvión de muestras de solidaridad y el apoyo recibido por todos los estamentos no solo deportivos, sino también sociales.
La Federación ha castigado al Marcón con un partido a puerta cerrada y una multa económica de trescientos euros, una sanción que no comparte la junta directiva de la entidad, que amenaza con dimitir en bloque, pero antes tiene el deber de señalar a estos aficionados y adoptar las medidas pertinentes, que en ningún caso pueden pasar por la impunidad.
Espero que el caso de Carlos Sánchez sirva de ejemplo y que situaciones tan desagradables como las acontecidas el pasado domingo no vuelvan a repetirse porque no solo retratan a quienes las protagonizan, sino al conjunto de una sociedad que en su tiempo ha sufrido los rigores de tener que dejarlo todo en busca de pan y también ha sufrido lo indecible en una tierra ajena a la que acudió en busca de una oportunidad.
 

Un gol por Carlos

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