La tarea

el mar es sinónimo de vida en las comarcas arousanas. Alrededor de él se han creado industrias y una buena parte de la economía depende de forma directa de lo que se obtiene de las profundidades de sus entrañas y de la arena de las playas. Desde aquellos tiempos en los que el mar era “libre” hasta ahora la evolución ha sido constante con la creación de las cofradías y las diferentes agrupaciones que han sabido avanzar hacia la profesionalización, aunque en este campo todavía queda un buen trecho por andar.
La extracción, depuración y comercialización supone toda una cadena que lleva consigo una gestión responsable de los recursos, ya que de ello depende el sustento de miles de familias. Los pósitos, a través de los patrones mayores y de los responsables de cada sector, sobre todo en el marisqueo, ponen especial celo en mantener sus concesiones bien provistas con resiembras, limpiezas periódicas y, más que nada, con la vigilancia para prevenir la lacra del furtivismo.
Nos encontramos en las vísperas de la campaña del libre marisqueo, que comienza el lunes en Arousa, y el sector está de uñas porque los muestreos indican que hay recurso, pero no de la talla mínima comercial en este momento. La mayoría de los patrones augura una campaña pésima y la Consellería do Mar, a quien corresponde la gestión de Os Lombos do Ulla, confía en que los mariscadores puedan obtener una rentabilidad similar a la del pasado año al término de la misma.
Y aquí surge la polémica. Las cofradías reclaman más implicación de la Adminstración para tener marisco en estas fechas y la Xunta, que comprende la preocupación generalizada, les insta a que sean ellos los que se encarguen de velar por la almeja y el berberecho de las zonas de libre marisqueo. Si son capaces de que sus concesiones sean rentables, lo lógico sería que hiciesen lo mismo en Os Lombos do Ulla, por ejemplo. Este es el argumento de Mar que, de momento, no está calando en el sector. Y no es bien acogido porque la propuesta necesita el visto bueno de más de media docena de cofradías que tienen modos de trabajar diferentes y estrategias distintas que, con toda probabilidad, chocarían a la hora de intentar ponerse de acuerdo con lo que se puede o no se puede hacer en Os Lombos.
A esto se une el coste a mayores que supondría para ellas, por lo que mucho me temo que la Consellería deberá realizar un ejercicio pedagógico intenso y continuado en el tiempo acompañado de propuestas en positivo, medios materiales y humanos y, más que nada, euros. No cabe duda de que el interés de todos es que haya almeja y berberecho en Os Lombos y que la campaña de libre marisqueo sea lo más rentable posible y esto requiere que de una vez por todas se pongan los puntos sobre las íes y en el caso del que estamos hablando, las íes son el coste que les acarrea esta nueva gestión y los puntos corresponden al beneficio que pueden obtener en función de la política que se aplique a la hora de gestionar los bancos del libre marisqueo.
Queda mucha tarea por delante en la que habrá ruido y del medio del alboroto habrá que rescatar alguna melodía que contribuya a encontrar una fórmula para que el esfuerzo de arrastrar el raño sea rentable. Esa es la tarea de todos.

La tarea

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