Las luces de Fomento

Las campañas de la Dirección General de Tráfico están encaminadas, siempre, a la prevención de accidentes. Sus spots sensibilizan cada año a miles de conductores y los agentes de la Guardia Civil y de las policías locales nos lo recuerdan a diario a pie de carretera. Son medidas necesarias porque a nadie se le escapa que sin la presión coercitiva la efectividad del mensaje sería sensiblemente menor.
Por tanto, está bien que las patrullas se dejen ver por las vías públicas y digo que se dejen ver porque lo que hacen muy a menudo es lo contrario, ocultarse y camuflarse a la espera de que alguien circule a más de cincuenta por hora en una recta y emular al galgo que va detrás de una liebre para interceptarlo y tramitar la sanción correspondiente y, por otra parte, justa. 
Estoy de acuerdo con la sanción al exceso de velocidad, pero discrepo con el proceder habitual. En aras a la seguridad vial deberían dejarse ver desde lejos para que, instintivamente, los conductores levanten el pie del acelerador, aunque hay quien defiende lo contrario, precisamente, por lo mismo.
Esto que les cuento se puede ver a diario en la carretera que u ne Vilagarcía con Pontevedra, en la que apenas existen tramos que en los que el adelantamiento está permitido y que cuenta, además, con la particularidad de que los radares ocultos están a la orden del día.
A la espera del tan demandado y necesario desdoblamiento, las administraciones, sobre todo la que deriva importantes recursos para la prevención, debería preocuparse también por el estado del firme y, sobre todo, por una correcta iluminación de los puntos conflictivos o que puedan resultar más peligrosos durante la conducción nocturna.
Uno de esos lugares está en la rotonda que nació a raíz de la construcción del vial al Puerto y que tiene varias salidas por las que circulan miles de automóviles a diario. Pues bien, en esta zona, que depende del Ministerio de Fomento, no se enciende ni una sola farola desde hace años. Da igual que sea verano o invierno, los arousanos no sabemos si las luminarias tienen o no bombilla.
Este es un ejemplo de muchos y lo cierto es que la oscuridad total sí que afecta a la seguridad vial. En ocasiones, con noches cerradas y lluviosas no se aprecia la señalización horizontal y da la sensación de que a nadie le importa si los conductores pasan o no apuros en esta rotonda, por cierto, utilizanda en numerosas ocasiones por Tráfico, de día claro, para, vigilar, patrullar, sancionar o para verificar el estado de los vehículos de transporte. Entiendo que los recursos públicos son siempre escasos, pero si de verdad se apuesta por la seguridad vial, bien vale la pena una pequeña inversión en farolas que funcionen para que peatones y conductores no se la jueguen en función de los tramos por los que transiten. Pero claro, siempre es más “rentable” un radar oculto que incrementar el presupuesto en la factura de la luz.
Sería penoso volver a los tiempos en los que los puntos de luz se colocaban al antojo del mandatario de turno y, en otros casos, solo se encendían o se reparaban en función de la afinidad y la pleitesía. Fomento tiene más luces, o eso creo.

Las luces de Fomento

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