Peligro a todas luces en Godos

Cada año, en vísperas de los periodos vacacionales por excelencia (Semana Santa, meses de verano y Navidad) el Gobierno, con gran acierto, nos bombardea con anuncios de televisión y campañas publicitarias en Prensa escrita y radio que nos hace visualizar la cruda realidad de los efectos de saltarse las normas de tráfico. Algunos de estos spots me parecen muy duros, pero siempre los di por buenos porque lo importante del mensaje es la concienciación de los conductores para que respeten las normas cuando se sientan al volante. Es más, creo que estas campañas deberían prolongarse en el tiempo para que no se circunscriban solo a unas épocas determinadas, porque lo de la prudencia es para todo el año.

Entre campaña y campaña mediática se llevan a cabo otras encaminadas a controlar la velocidad en determinadas vías, evitar el uso del teléfono móvil o que los ocupantes de los vehículos utilicen correctamente los mecanismos de protección, por ejemplo. Estas medidas también tienen el objetivo de las anteriores, pese a que surgen algunas voces críticas sobre si lo que realmente se pretende es evitar accidentes al mismo tiempo que se recauda dinero a base de multas con radares ocultos, en ocasiones en lugares inverosímiles. Prefiero pensar que todo este esfuerzo y las dotes de camuflaje responden al primero de los casos.

Es el Gobierno central quien toma estas decisiones porque es su competencia, pero también es el Estado el que toma otras como dejar completamente a oscuras lugares de mucho tránsito y que precisarían de alumbrado público obligatorio. Resulta desolador pasar por rotondas, la de Godos es un ejemplo flagrante, y encontrarse con todas las farolas apagadas y sin una mísera bombilla que alumbre alguno de los cruces. Esa glorieta gigante es un punto de paso para los vehículos que van a Pontevedra, para los que vienen a Vilagarcía, para los que se dirigen a Caldas de Reis o la autopista y para todos los que utilizan la circunvalación para dirigirse al Puerto, hospital y otras zonas.

Por ahí circulan unos diez mil automóviles al día y lo hacen sin un elemento de seguridad esencial como es el de la correcta visibilidad y todo porque desde el Ministerio de Fomento no se gastan los euros precisos para la correcta conexión de las farolas a la instalación eléctrica y para el pago de la posterior factura. Ese lugar es un punto conflictivo de la red viaria arousana y ninguna administración debería escatimar recursos en prevención y en este caso es esencial, dada la elevada siniestralidad que se registra en la zona.

Si ocurre una desgracia todos se echarán las manos a la cabeza y a lo mejor deciden destinar una partida del presupuesto a bombillas, pero entretanto que tomen ejemplo de los ayuntamientos que, con menos recursos, mantienen encendidas todas sus farolas en un lugar peligroso a todas luces.

Peligro a todas luces en Godos

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