Política de bastón y mando

El alcalde de Boiro, Juan José Dieste, del PP, partido que goza de la mayoría absoluta en la Corporación municipal, ha quedado retratado por la actitud demostrada durante el pleno en el que a grito pelado expulsó al portavoz socialista, Manuel Maneiro, por discrepancias en el debate político y casi inmediatamente después a la representante de Boiro Novo, Dores Torrado, a la que amenazó con llamar a tres, cuatro o a los policías que hiciesen falta para que abandonase su asiento.
Bajo el argumento de que le asiste el derecho de criticar a quien critica, el regidor, que no se caracteriza por su paciencia y saber estar en el salón de plenos, al menos en esa sesión, no tuvo reparos en gritar una y otra vez a un compañero de Corporación con el que no está de acuerdo. Puede que el concejal del PSOE no estuviese del todo acertado en sus comentarios y que el alcalde se sintiese ofendido por sus palabras, pero el primer edil debe recordar que representa a todos los ciudadanos y que bajo ningún concepto puede perder las formas en el lugar en el que se toman las decisiones que afectan a la vida de los vecinos como si estuviese en una taberna envalentonado y con una panda de amigos.
Se pasó el respeto institucional por donde le apeteció y el hecho de que tenga mayoría absoluta en el Pleno no le da derecho a pasar por encima de los demás, más que nada por el cargo institucional que ostenta y que parece que usa para hacer prevalecer su opinión sobre las demás y echar, con el apoyo de la fuerza policial si así lo considera, a quien discrepa, en lugar de argumentar para tratar de convencer.
Es difícil que un alcalde se pueda ganar el respeto de propios y ajenos con formas que recuerdan a aquello del ordeno y mando. Su particular forma de ejercer el poder, término que genera un amplio debate en Sociología y Ciencia Política, es, por lo menos, discutible.
En esa sesión Dores Torrado utilizó la palabra “fascista” al inicio de su intervención tras escuchar los exabruptos de Juan José Dieste en la mesa presidencial del salón de sesiones contra el portavoz del Partido Socialista. Exigió su retirada y como no lo hizo, la expulsó. Como la concejala continuaba la discusión, el alcalde se cansó o se aburrió, no lo sé, y la amenazó con la intervención de la policía en una actitud preponderante y que, de realizarse, serviría para humillar más si cabe a sus rivales políticos.
No es la primera vez que el alcalde de Boiro pierde las formas en público y en el ejercicio de su labor institucional, algo que el partido debería tener en cuenta, más que nada por la imagen que ofrece al exterior dando la sensación de ser un político agresivo, que no soporta la crítica y que salda el debate que no le gusta con la expulsión de quien no piensa como él. Es posible que esa impresión no sea la real, pero en política no solo es importante defender una idea, sino también guardar las formas, sobre todo si quien las pierde es el representante de todos.
Si Juan José Dieste en su ejercicio como alcalde de Boiro se expresa así en público y con cámaras grabando, no me quiero ni imaginar sus actitudes cuando no hay testigos que evidencien esta forma de actuar, que se asemeja a la del bastón y mando.

Política de bastón y mando

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