Festival de la diversidad, entre “monos” y gallos”

Como suele ser habitual, el país anfitrión, al que le toca organizar el Festival de Eurovisión , suele echar la casa por la ventana para que alrededor de 200 millones de personas en todo el mundo la conozca mejor a través de imágenes.
En esta ocasión Ucrania, desde su capital Kiev, ofreció un “desparrame” tecnológico , que suele costar un “pastón”, en la presentación de esta nueva edición, la 62, que llegaba arropada por la “Diversidad”. Y si que la hubo, como también alguna “dispersión” musical con “monos” y “gallos” sobre el escenario. Una diversidad que quedó patente y escenificada con la interpretación, sencilla e íntima del representante portugués Salvador Sobral, cantante de jazz, de una balada sentimental minimalista, “Amar pelos dois” (Amar por los dos), desnuda de efectos escénicos, sin bailarines, sin músicos de compañía y sin tracas lumínicas, que no encajaba en las parafernalias de las puestas en escena habituales de Eurovisión por el “mimo” sentimental exagerado con el que la interpreto el ganador. Era la favorita después de pasar las eliminatorias por lo que tenía un buen caldo de cultivo para el triunfo.”
Vivimos en un mundo de música muy comercial, de usar y tirar. La música no es algo artificial, es sentimiento, y así hay que entenderla’, dijo Salvador Sobral tras la victoria. ¡Chapeau!. Otra favorita venía de Italia , donde había ganado el Festival de San Remo, “Occidentali’s Karma” , interpretada por Francesco Gabbani acompañado por el mono desnudo de Desmond Morris. Toda una “monería”, aunque la letra criticara con ritmo pegadizo, en clave de humor, la interpretación que hace la cultura occidental sobre la oriental, burlándose de su falsa espiritualidad.
El “mensaje” no cuajó y quedo sexta aunque en Italia sea el tema de moda. Y para el final dejo a Manel Navarro, el representante español que quedo de último con “ It For Your Lover” (Hazlo por tu amante), pero, eso sí , con cinco “honrosos” puntos, recibidos del televoto. Manel lo tenía difícil desde el principio, ni los euros fans españoles, estaban a su lado. Ya partía de último en las previas y quiso darlo todo en el escenario. Durante la interpretación de esta canción sencilla, con frescura rítmica caribeña, de “espíritu surfero”, se vino “arriba” y alborotó el “gallinero vocal”.
Puede que fuera por el aire acondicionado. Y como no soy propenso a “hacer leña del árbol caído”, le deseo lo mejor, aunque tenga que cargar con el “cacareo” eurovisivo durante su carrera.

Festival de la diversidad, entre “monos” y gallos”

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