No me consta

aver si el pacto de Bárcenas con el PP se confirma, o mejor dicho, se consolida, y luego resulta que el pacto PSOE-Podemos, se queda en agua de borrajas, más o menos como sucedió en el fatídico 2016, poniendo a Rajoy en bandeja el increíble regalo de seguir gobernando, a pesar de los pesares, de la megamacrosupercorrupción, a pesar del giro en la marcha de las clases populares hacia un empobrecimiento imparable. Sin olvidar que el máximo responsable de los grandes males ha sido Ciudadanos, en cuyas manos estaba indiscutiblemente la expulsión del PP del poder, sin que sea posible compatibilizar eso con los meritorios esfuerzos de alguno de sus diputados en los intentos por sacar al partido de la derecha de la Moncloa, como ha sido el caso de Toni Cantó. Del inicio de los contactos entre Sánchez e Iglesias se supone que hay que esperar éxitos señalados, ellos que igualmente fueron responsables del fracaso del año fatídico. Con la simple convergencia de Sánchez, Iglesias y Rivera se acabaría en un minuto la pesadilla y podría comenzar de inmediato la verdadera regeneración y el punto de partida de la nueva España con la que soñamos.
Por eso comenzaba yo con el aviso de la consolidación del pacto entre Bárcenas y el PP, que se ha visto con absoluta claridad en la comisión parlamentaria de la financiación irregular, donde los indicios de pacto entre el extesorero y su ¿antiguo? partido se han convertido en evidencias. Vamos a ver qué pasa si Bárcenas exige el cese de Cospedal en todos sus cargos y no tienen otra salida que aceptarlo. La ministra de Defensa y etcétera estará temblando al recordar sus durísimos enfrentamientos con Luis el Fuerte. A ver si el eslogan del “no me consta” se va a convertir en otra cosa algo más dañina. En la comisión parlamentaria se daba la insufrible paradoja de ver al tesorero protegiendo a su partido y al partido protegiendo al tesorero, mientras que uno y otro cargaban contra los portavoces de la oposición democrática. Y pensar que solo un movimiento de Ciudadanos podría descerrajar la encerrona y abrir las puertas del estado democrático y social que nos espera a la vuelta de la esquina. “No me consta” que eso vaya a suceder pero tampoco me consta que no vaya a suceder.

No me consta

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