Susana y la intemperie

Susana Díaz conoce la intemperie del mundo exterior de visita. Salvo algún trabajillo de poco momento cuando cursaba sus estudios, no hay nada en su curriculum que remita a la lucha por la vida extramuros del partido. Moreno Bonilla, su contrincante pepero en Andalucía, por ahí le anda. Nada tendría de particular ese encalomamiento en las covachuelas de la política si no fuera porque la función de ésta es la de mejorar, transformándola de raíz para ello si es menester, esa intemperie que éstos dos políticos citados, como buena parte de los que abrevan en el Presupuesto, desconocen por no haberla experimentado ni sufrido en sus personas en la edad adulta.
Susana Díaz anunciará su candidatura para secretaria general en las primarias del PSOE. Sí es noticia, aunque recurrente, repetida, la enésima instalación del PSOE en el lado de allá de la realidad, en el de los predios confortables del Estado y sus partidos, donde todo es casi gratis total y donde gustan habitar nuestros políticos.
Pero tampoco tendría nada de particular el perfil de la más que probable futura jefa del PSOE si no fuera porque con esa oportunidad perdida de renovación.
De los pasillos viene Susana Díaz, y a los pasillos va. Sus competidores, en diferentes grados, también. El que menos, Pedro Sánchez, que se ha ganado la vida alguna vez en la intemperie, es, lamentablemente, el que menos de todo también, aunque le adorna el equívoco romanticismo del eterno perdedor.

Susana y la intemperie

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